Como cada 26 de julio el pueblo pinero tomó las calles de Nueva Gerona para acudir a su cita con la historia y rendir tributo al primer mártir revolucionario pinero Bruno Hernández Blanco y demás participantes en el alzamiento armado de Nueva Gerona.

En esta ocasión la tradicional peregrinación que reúne a los pineros, encabezados por la máxima dirección del territorio e integrantes de las organizaciones políticas y de masas, inició en el puente de hierro donde quedo inaugurado el mural Isla de la Juventud un sueño de Fidel convertido realidad, donado por artistas del Fondo de Bienes Culturales.
En Paseo Martí esquina 26, antiguos San Clemente y Pinillos, donde cayera el mártir pinero en 1896, se recordó la trascendental gesta de los naturales de esta tierra que como acuña la historia, no fue un hecho local aislado, fue parte de la estrategia de Antonio Maceo y en consecuencia demuestra la participación de los pineros durante la guerra del 95.
El Titán de Bronce y el general Pedro Díaz, conocían los planes en Isla de Pinos y contactaron con los complotados de acá mediante el patriota Ramón García, un pescador de Batabanó muy comprometido con la causa independista. Este constituye un nuevo dato que se aporta en la historia de la localidad, según confirmó Roberto Únger Pérez, historiador de la ciudad.
Fue un momento, como cada 26, de recordación a nuestros mártires y reafirmación revolucionaria, donde los pinos nuevos una vez más patentizaron su compromiso con salvaguardar la Revolución y sus conquistas inspirados en el legado de todos aquellos valerosos que dieron su vida por la independencia y soberanía de la nación.

Zunilda García Garcés, presidenta del Consejo de Defensa Municipal, y el coronel (retirado) Edel Pérez Rodríguez, presidente de la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana aquí, acompañados de dos pioneros, depositaron la ofrenda floral en el obelisco de mármol gris erigido en su memoria en la entrada de la necrópolis de Nueva Gerona.
Aunque la insurrección no logró el propósito concebido por los patriotas, como bien expresó Únger Pérez, sí marcó la formación de la nacionalidad cubana de los naturales de esta tierra, cuyo vínculo con las tradiciones de lucha de los deportados políticos de toda Cuba, constituyó el factor que acabó de delinear el orgullo de ser cubanos de los pineros bajo la ideología independentista.


