Aferrados a su sueño de un país mejor

Fidel en la inauguración del Palacio Central de Pioneros Ernesto Guevara de la Serna en el parque Lenin, en 1979. Foto: Internet

¿Cómo te acompaña Fidel?, es la pregunta a la que mis entrevistados, pineros escogidos al azar, dieron respuesta.

Casi todos coincidieron en que su ejemplo es guía para seguir construyendo una sociedad más justa, más humana y más fiel a los ideales que desde sus inicios ha defendido la Revolución Cubana.

Fidel no está ya físicamente, y la Cuba que dejó tras su partida amanece cada mañana lista para batallar por seguir siendo ese ejemplo de soberanía y democracia, pero es una lucha muy compleja en un mundo en crisis sanitaria y económica, y frente a un enemigo que se empecina de manera desesperada en destruir su obra, dividir a su pueblo, asfixiarlo de la forma más brutal y apartarlo de sus sueños de igualdad plena y con toda la justicia conquistada, como también anhelara Martí.

De Fidel nos hace falta tener presente hoy más que nunca su tenacidad, su valentía, su confianza inconmovible en la victoria, su interés por aprender de todo cuanto le rodeaba, pero también la humildad de escuchar al pueblo, la entereza para sobreponerse a los obstáculos con prontitud –algo vital en medio de este contexto–, la habilidad de generar emociones en otros –de cualquier índole, pero no dejarlos impasibles– y sobre todo la sapiencia de saberse modelo a seguir, mas no Dios.

Fidel es Cuba, tanto como lo somos cada uno de nosotros, hijos de esta tierra que nos enseñó a amar y defender al costo de cualquier sacrificio.

Tenerlo presente es, al igual que tener al Apóstol, la garantía de que la vida no se consuma en las preocupaciones del día a día porque más allá de nosotros mismos hay un país que reclama de nuestro impulso para crecerse, para mantenerse en pie y desarrollarse.

Entonces no importa si estamos o no de acuerdo en todo, pero una certeza es indiscutible, su vigencia permanece en hechos, en realidades concretas que las actuales y venideras generaciones puedan apreciar para que no se vuelva su nombre solo leyenda guardada en el tiempo, esa debería ser siempre la meta de quienes compartimos su sueño de un país mejor.

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Yenisé Pérez Ramírez
Yenisé Pérez Ramírez

Licenciada en Periodismo en la Universidad de La Habana

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