Semilleros y sus cuidados elementales

La producción de hortalizas en condiciones de organopónicos y huertos requiere de cuidados especiales para cada cultivo en particular, no obstante, determinadas normas técnicas, aunque generales, también deben tomarse en cuenta.

FOTO: Tomada de Internet

Tipo y Normas de Siembra

En hortalizas de hojas, condimentos y rabanitos, la siembra puede realizarse en cuadro o a tres bolillos, de modo transversal al ancho del cantero, ya que permite una mayor densidad de plantas por ㎡ y facilita las labores de escarde.

La siembra más adecuada para tomates, ajíes, habichuelas y pepinos, consiste en dos hileras a lo largo del cantero y –excepto los ajíes– deberán tutorarse para obtener frutos de calidad, incrementar el rendimiento y lograr mayor densidad; al mismo tiempo, estaremos evitando que los frutos se pongan en contacto con el sustrato, motivo principal de los daños por pudrición.

Semillero en organopónico

El área escogida para semillero deberá estar dentro de la instalación, pero diferenciada del resto.

La germinación de las semillas requiere un sustrato de fácil preparación y manejo, de textura fina, estructura estable, con elevada capacidad de retención de agua, buena nutrición y baja salinidad. Por estas razones, en ese sustrato deberá estar presente la materia orgánica en proporción de tres partes, y los materiales acompañantes solo en una.

La mezcla se prepara bien uniforme apartando los terrones grandes y restos de los materiales vegetales antes utilizados (de difícil descomposición). Esto es posible al pasar los materiales por un tamiz de mallas grandes. Después se rellena el cantero o recipiente escogido para semillero, se riega en abundancia y deja reposar por 24 horas. Al día siguiente, está listo para la siembra.

Para hacerla correctamente, trace surcos de poca profundidad transversales al cantero, separados 10 o 15 centímetros, en dependencia de la especie a propagar. Las semillas se colocan a chorrillo ligero. Luego proceda al tapado con una capa fina de sustrato, no mayor a tres veces el tamaño de la semilla. Cuando no se tienen estos cuidados, muchas de las plántulas mueren antes de alcanzar la superficie del cantero.

Las posturas deberán mantenerse libres de malas hierbas para evitar la competencia por agua, luz o nutrientes.

El riego debe garantizar humedad, uniforme y duradera, esto se puede conseguir espaciándolos, varios por día, poco intensos y de corta duración.

En verano, constituye una práctica aconsejable tapar el área de semillero. Atenúa la incidencia de los rayos solares que provocan la muerte de muchas plántulas al elevar excesivamente la temperatura superficial del cantero. Además, el tapado evita, hasta cierto punto, el ataque de los pájaros y mantiene siempre un ambiente agradable a las plantas.

Por último, tenga en cuenta lo siguiente. A la semana o poco más de germinación, realice un raleo del semillero. Mantenga así el número correcto de plantas por metro lineal, de modo que no se “ahílen” ni estén débiles a la hora del trasplante.

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