Para Arsenio Manuel Sánchez Pantoja

A 26 años de haberse iniciado el asentamiento definitivo, exactamente el 7 de junio de 1878, fueron nombrados por el Ayuntamiento pinero los señores don Ángel G. Ceballos –dueño del hotel Ceballos– y don Luis Gómez “para que estudien e informen acerca del cementerio que se proyecta construir en Santa Fe”. Noticia recogida en abultado cartapacio del Arzobispado de La Habana, que seguiremos a lo largo de esta crónica.
Hasta entonces, se enterraba en “terreno especial”, autorizado por el señor Obispo, y propiedad del doctor don José de la Luz Hernández y Sardiñas, principal comunero de la hacienda Santa Fe y promotor de sus aguas curativas. Tan insigne médico-cirujano fallece mucho después, a los 87 años, el tres de mayo de 1890 y es su única hija, doña María de los Ángeles Hernández de Serrano, quien -19 días más tarde- cumple la voluntad de su padre y hace donación del terreno donde deberá habilitarse la nueva necrópolis:
“… colindante por el frente con terrenos de la hacienda Santa Fe, por la derecha con la finca Cayo Bonito, por la izquierda con el camino que va a Nueva Gerona y por el fondo con el río Los Almácigos, y destinado a la construcción de un cementerio católico de que se carece en dicho poblado, distante cuatro leguas de Nueva Gerona, único que existe para todo el servicio en Isla de Pinos”.
El 26 de abril de 1890 -anticipándose a la donación en trámites- se remite al Obispo acuerdo del Ayuntamiento para construir un cementerio en Santa Fe, “en la tierra donada por don José de la Luz Hernández. Los fondos deberán aportarlos por mitad Ayuntamiento y Arzobispado. Las ganancias serán por mitad”.
Y se anexa el reglamento de usufructo, que nos describe también su plano de construcción, “… constará de cuatro tramos formados por las dos calles transversales de que constará y en cuyo cruce se colocará una pilastra con escaleras que llevará en su remate una cruz. Dos de dichos tramos se destinarán para entierros de adultos, uno para párvulos y otro para bóvedas en las que indistintamente puedan enterrarse adultos y párvulos”.
Según lo anterior, todo parece que lo del cementerio habría de lograrse en breve, pero no: el 11 de diciembre de 1896 -ya en plena guerra por nuestra independencia- todavía no se había construido. Hasta aquí nos lleva la documentación del Arzobispado habanero… Dos años después, el 1ro. de agosto, comienza el bloqueo naval norteamericano a Isla de Pinos.
Si no se construyó en ese preciso intervalo de dos años -lo cual resulta muy dudoso, dadas las acostumbradas demoras de la época-, no fueron autoridades coloniales quienes construyeran el cementerio de Santa Fe.