A lo largo del año anterior la recogida de basura fue muy deficitaria en el poblado La Fe. Sobre todo por la inestabilidad de los medios automotores capaces de su alzada y trasporte hasta el vertedero más cercano. A esto se sumó la indisciplina social que generó toda una proliferación de microvertederos, en cualquier lugar, donde se arrojaba la basura doméstica y no doméstica. El aire, las lluvias o los perros la dispersaban luego generando un panorama lamentable.
Situación semejante confrontaron los poblados Cocodrilo, La Reforma, Julio Antonio Mella (en sus tres locaciones: Cítrico, Vaquero y Pino Alto), restringidos al máximo en sus plantillas de trabajadores del servicio comunal por falta de presupuesto para cubrir salarios.
Los carretoneros, en desacuerdo con lo que ganaban –insuficiente para pagar los gastos de herraje, neumáticos, reparaciones, licencia y enseres de trabajo– dejaron de prestar servicios. Y la recogida de basura entró en un ciclo caótico, con lapsos de siete o más días, dependiente de un cargador frontal y un camión de volteo asignados centralmente, siempre y cuando no tuvieran compromisos de mayor prioridad.
Hoy esta situación enrumba un camino distinto. La entrada del nuevo año va acompañada de un presupuesto que, aunque no satisfaga todas las expectativas, mejora de forma sustancial la panorámica referida.
Y Servicios Comunales, en La Fe, cuenta ya con 63 trabajadores de estreno, distribuidos en 18 áreas de limpieza y embellecimiento que abarcan todo el poblado. Tienen a su cargo la chapea, rastrillado, poda, tala y recogida de cuanto haya en cada una de sus áreas, así como la ubicación en sitios determinados de la basura que acopien. En tanto en breve se espera mejoren su remuneración salarial beneficiándose con el sistema de pago por resultados.
Por ahí, las cosas marchan bien. Falta transportar esa basura fuera del poblado y hacerlo de manera sistemática, sin permitir acumulaciones no controladas ni recogidas tardías. Esto continuará a cargo de los medios automotores que, como antes, no pertenecen al poblado y continúan siendo asignados centralmente.
Pero habrá mucho menos basura a sanear porque otra vez entrarán en juego los carretoneros –con el prestigio anterior de ser constantes y efectivos–, ahora con un salario atrayente. Y el encargo de recoger la basura doméstica, dos o tres veces a la semana, según las necesidades particulares de cada reparto residencial o área.
Todo indica que la recogida de basura en La Fe, doméstica o no, tiende a normalizarse. Lograrlo implicó la asignación de un presupuesto –muy necesario también en otros sectores– que llega en un momento difícil para el territorio, pero que denota el interés del gobierno por la limpieza e higienización de las comunidades, salvaguarda de la salud de quienes allí conviven.
Semejante erogación económica implica una contraparte que para todos queda sobrentendida: corresponde a los propios santafeseños ser los primeros en cuidar su entorno y no permitir se repita una situación semejante a la arrastrada durante el año anterior. Cooperar con la limpieza y cerrar el paso a la indisciplina social es una obligación de cada uno y de todos.
Deseo fervientemente que todo lo que ud, escribe en su artículo se materialice en cuanto a la recogida de desechos sólidos, que sistemáticamente se recoja y se vuelvan a ver los barrenderos, que han estado perdidos últimamente. Que nuestro poblado de La Fé, vuelva ha ser limpio y reluciente.