Lave el material vegetal con agua para eliminar el polvo u otras materias extrañas y deje escurrir antes de trocear o desmenuzar. Extiéndalo en lugar sombreado y con ventilación para evitar que sustancias foto y termosensibles se descompongan por la acción de la luz y/o el calor.
Pulverización y maceración son procesos nobles, no alteran la composición química, sin embargo, decocción e infusión deben ser empleados solo cuando las sustancias activas no sean termosensibles. Tome en cuenta, además, este detalle: para raíces, tallos y cáscaras el tiempo de extracción puede ser mayor que para hojas y flores.
Entre los métodos artesanales de elaboración, destacamos:
Pulverización: El vegetal escogido debe secarse en lugar fresco y sombreado. Fraccione las partes con mayor contenido de agua para facilitar la evaporación y evitar la putrefacción. Luego reduzca todo a polvo, por molinado o pizonado.
Maceración: A temperatura ambiente y en recipiente cerrado, ponga el material seco o pulverizado o fresco y desmenuzado en contacto con el disolvente; puede ser agua, alcohol etílico (etanol) o una mezcla hidroalcohólica.
Decocción, cocción o cocimiento: Proceso similar al anterior, pero aplicando calor; ponga el material vegetal seco y pulverizado o fresco y desmenuzado en contacto con el disolvente. Use un recipiente abierto. El tiempo durante el cual la mezcla debe hervir es variable, entre 15 y 60 minutos.
Infusión: Ponga en contacto el material vegetal con el disolvente hirviente, pero ya alejado de la fuente calorífica. Use un recipiente tapado. El tiempo de extracción es breve, entre 5 y diez minutos.
Fermentación: Proceso similar al que se emplea para la elaboración del vinagre, los extractos obtenidos se nombran purines. Mezcle el material vegetal con agua en proporción de 3:7 y revuelva dos veces al día. El purín está listo cuando al agitarlo no produce espuma.
Para los métodos artesanales compartidos vale lo siguiente: Su actividad biológica puede mejorar si le adicionan adherentes y/o tensioactivos. Los primeros evitan que nuestros plaguicidas se escurran de las plantas u organismos, y los segundos incrementan la penetración de sus principios activos. El jugo que se extrae del cristal de la sábila tiene propiedades adherentes, y los del henequén (Agave fourcroydes L.) y el jaboncillo (Sapindus saponaria L.) son tensioactivos. Puede usar adherentes y tensioactivos en una misma aplicación.