La aparición del retrato de la reina Isabel II acuchillado y el mapa de España en la figura de un burro en la entonces Real y Literaria Universidad de La Habana, evidencian la gestación de un sentimiento patriótico en grupos de inspiración independentista en Cuba.
Este hecho es el reflejo en las colonias (Puerto Rico, Cuba y América Latina) de lo que ocurre en el gobierno peninsular con su crisis financiera y el aumento del descontento contra la despótica autoridad de la reina ibérica agravados por la Revolución Septembrina acontecida en España en septiembre de 1868, derivada en el destronamiento y exilio hacia Paris de la reina Isabel II.
En cuanto al archipiélago caribeño sus habitantes de cualquier clase social, carecen de derechos políticos, únicamente pueden pertenecer a las logias masónica en cuyas liturgias sus afiliados, entre ellos Carlos Manuel de Céspedes del Castillo, integrante de la Buena Fe de Manzanillo, reclaman la formación del ciudadano con deberes y derechos, libertad de expresión, además de fraguar la formación ideológica de los hombres que conquistarían la soberanía.
Estos factores citados crean un ambiente propicio para una sublevación. Céspedes, abogado egresado de la Universidad de Barcelona y dueño de un pensamiento avanzado, a contrapelo de los criterios de otros conspiradores considera infructuoso aplazar el alzamiento y adopta la firme decisión de concederle la libertad a sus esclavos y arengarlos para luchar en igualdad de condiciones por la redención de la Patria.
Así el patricio bayamés con su grito: ¡Independencia o Muerte!, se levanta contra el poder colonial español, ese amanecer del Diez de Octubre de 1868, ante un grupo de hacendados manzanilleros, también convocados a seguirlo.
Ello resulta un momento fundacional, significa un paso de transformación dentro de la sociedad cubana y un golpe demoledor para el sistema esclavista.
Los conspiradores escuchan la base ideológica de la contienda plasmada en el Manifiesto de la Junta Revolucionaria de la Isla de Cuba o Manifiesto del Diez de Octubre, redactado y leído por Céspedes, en el que explica a Cuba y al mundo la determinación de los cubanos de romper con la metrópoli pues España gobernaba a su colonia “con un brazo de hierro ensangrentado”. Este documento resulta el programa de la Revolución del 68.
Tras el fracaso en Yara, les suceden la toma de otros poblados por las fuerzas patrióticas – portan con orgullo una bandera con la estrella solidaria– hasta ocupar Bayamo el 20 de octubre y proclamarlo centro político y administrativo de la naciente revolución, es decir, la primera capital libre de la República de Cuba en Armas. Ese día, se canta la letra escrita por Pedro (Perucho) Figueredo Cisneros de la marcha que pasaría a ser el Himno Nacional.
En la noche del 11 de enero de 1869, después de tres días de intensos combates contra tropas superiores del enemigo, los bayameses reunidos en el Ayuntamiento acuerdan la quema de la ciudad para impedir que cayera en manos de los españoles. Bayamo es presa de las llamas por varios días y se convierte en La ciudad antorcha, su ejemplo se repite en otros pueblos de la nación. Luego se le unen patriotas de otras regiones y cobra vitalidad la lucha anticolonialista con la primera carga al machete de la gesta independentista protagonizada por el dominicano Máximo Gómez Báez el cuatro de noviembre en Pino del Baire; ese mismo día se incorpora Camagüey a la contienda.
Para unificarse celebran la asamblea de Guáimaro, en el pueblo de igual nombre, aprueban formar un gobierno único con leyes democráticas, eligen a Carlos Manuel de Céspedes presidente de la República de Cuba, promulgan la primera Constitución, la mambisa, del diez de abril de 1869, y crean el Ejército Libertador.
Por el accionar radical del líder lo traicionan y es depuesto, muere solo en combate frente a los soldados ibéricos.
En ese proceso de continuidad histórica se ligan de manera inseparable las fechas del Diez de Octubre de 1868, el 24 de Febrero de 1895, el 26 de Julio de 1953 y el Primero de Enero de 1959, que demuestran que solo ha habido una sola Revolución y el recuerdo imborrable del Padre de la Patria y el repicar de la campana de La Demajagua siguen estimulando la voluntad de los cubanos, en particular de los pineros quienes ratificamos que esa triste historia no se volverá a repetir ni contra España, los yanquis y ningún otro invasor que pretenda despojar el suelo patrio de su soberanía y la justicia social alcanzadas.
Cien años después de empezar las guerras por la liberación nacional, Fidel pronuncia en La Demajagua un discurso trascendental en el que pide se analicen con hondura y sin ciegas pasiones la historia nacional: “(…), sin la epopeya del 68 y el 95 Cuba no sería independiente y el primer país Socialista de América (…), sobre la sangre y el sacrificio de sus hijos se ha fundado la Patria independiente, revolucionaria y socialista de hoy”.
Otros artículos del autor:
- None Found