
Soy de quienes apuestan por la cría intensiva de conejos. Carne valorada muy alto en la culinaria internacional, no solo por su excelente sabor: es de alto contenido en proteínas y muy baja en grasas, una verdadera fibra dietética.
Muchos me siguen en esta preferencia y se interesan por cómo alimentarlos cuando faltan piensos. Según la bibliografía a mi alcance el conejo realiza de 20-30 comidas al día y con igual frecuencia ingiere agua. Ante semejante tragón, el forraje constituye la fuente alimenticia de mayor disponibilidad y más barata. Aporta los principios inmediatos para la nutrición adecuada, que varían por tipo de planta y época.
Entre las más utilizadas están la Yerba de Guinea, don Carlos, Cañamazo (cambute, sacasebo o alpargata), Zancaraña (Rottboellia exaltata), Santa Juana, Paraná o Yerba Bruja, Maíz, Caña de azúcar, Canutillo (Commelia difusa), Pata de conejo, Sorgo o Millo, King Grass, Pasto Estrella, Frijol Caballero, Frijol Canavalia, Álamo, Siratro, Bejuco de Chivo, Gandul, Algarrobo de Olor, Algarrobo de la India, Tamarindillo, Leucaena, Kudzu, Frijol de Terciopelo, Glicine, Piñon de Pito, Girasol, Morera, Plátano, Romerillo, Aguinaldo Amarillo, Morado y Azul claro, Hierba Lechosa o Corazón de María, Oro Azul, San Diego, Verdolaga, Guanina, Pico de Aura, Flor de la Y, Bledo, y Nacedero.
Esta relación no estaría completa si dejáramos de referirnos a una planta también forrajera, pero de mayor uso en la cura cunícola: la reina de las condimentosas, la Albahaca Morada.
Los conejos son muy susceptibles a una enfermedad parasitaria, la coccidia o coccidiosis: los mata. Por eso, preventivamente suminístreles Albahaca Morada tres/cuatro veces a la semana, un buen puñado junto al resto del forraje verde. Logrará eliminar esta enfermedad, quizá la que más desalienta a los criadores noveles. Nos vemos.