El frutal más cultivado en tierra pinera

Foto: Internet

La toronja es un árbol pequeño, pero vistoso, de unos diez metros de altura. Sus hojas, muy similares a las de otros cítricos, tienen pecíolos alados y escasas espinas. El fruto es grande, redondeado. La corteza es muy gruesa, por lo que se emplea en la confección de cascos en conserva.

Muchos estudios sugieren que la ingesta elevada de frutas y vegetales contribuyen a reducir el riesgo de padecer enfermedades del corazón. La toronja es una fuente importante de flavonoides, folato y vitamina C, por lo que es considerada primordial en una dieta saludable para evitar las enfermedades cardiovasculares.

Se recomienda también para curar la diabetes, la hipoglucemia y algunos padecimientos de los ojos. Su contenido vitamínico se usa para aliviar la inflamación de próstata y riñones. Recomendada en ayunas, cuando se quiere bajar de peso. Además, es laxante, regenera el sistema nervioso, limpia la piel y vigoriza los tejidos pulmonares.

El árbol es neutrófilo, aunque tolera bastante bien las condiciones del suelo; en caso de injertarse sobre la base de otro cítrico, serán las propiedades de este las que determinen el suelo ideal. Una salinidad elevada perjudica su producción de fruta. El exceso de nitrógeno, cobre o zinc también le son perniciosos.

Las plantaciones comerciales rara vez se producen de semilla. El patrón más frecuente para injertos es la naranja agria.

La fruta se conserva en lugar fresco y seco hasta dos meses después de cosecha. Interesante, ¿verdad?

Veamos ahora un detalle de sus inicios aquí. No había toronjas en Isla de Pinos antes de 1904, excepto las pocas sembradas por el ingeniero Louis Courtis Giltner para ensayar su adaptación.

Fue entonces cuando la sociedad Mason Bros.Company hizo la primera siembra de cierta importancia en la zona de La Ceiba.

En Isla de Pinos existió siempre una toronja nativa (la ahora conocida como Nucelar) que fue también cultivada por los primeros fomentadores norteamericanos, aunque en reducida escala. Resultó muy dulce y con gran cantidad de semillas, por lo que su cultivo se desechó casi enseguida.

El negocio de la toronja aquí fue iniciado por los norteamericanos con destino a la exportación, y en su época de mayor esplendor –de 1923 a 1926– sobrepasó las 300 000 cajas con destino a EE. UU. y Europa.

En un inicio el paladar pinero no mostró ningún interés por este cítrico.

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