
Te agradezco las felicitaciones por mi cumpleaños, pero no me hubiese gustado que la celebración fuera en Batabanó, imagínate, se suspendió la salida y aquí andamos “tira´os” como si fuéramos… lo que yo te cuente es poco.
Desde el otro lado del auricular sentí la angustia e irritación de mi amiga, una de los cientos de pineros que por disímiles razones utiliza esta carretera marítima, establecida por el carácter insular del territorio, entre los puertos de Nueva Gerona y Batabanó.
Los sinsabores que pasan a diario los pasajeros, sobre todo cuando regresan al Municipio, llegan de manera constante a nuestra redacción y constituyen una de las principales insatisfacciones de no pocos.
Las quejas van mucho más allá de la poca disponibilidad de boletos, el restablecimiento del servicio Intermodal y el incremento de salidas de Ómnibus Nacionales, sino también con el maltrato en esa agencia de 26 que tanto reclamamos “por albergar la esperanza de contar con una superior atención”.
Sin embargo, ahí salen a relucir el deterioro del mobiliario y los baños a pesar de su reciente reparación, aunque en ello también incide el cuidado de la población, las dificultades con el acceso al lugar y la escasa oferta gastronómica, muchas veces asumida por el sector no estatal.
Similar ocurre al llegar a Batabanó, donde muchos plantean “que si no te apertrechas de alimentos en La Habana, puedes perecer en el lugar en el intento por arribar a la localidad”, pues ahí adquirirlos resulta mucho más complejo.
A lo anterior se suman las condiciones para la estancia, máxime cuando se agrupan muchas más personas cuando se suspenden las embarcaciones debido a las constantes variaciones de las condiciones meteorológicas, además de la compleja situación que presenta el país con los combustibles debido a ese nefasto e inhumano bloqueo que no es un mero cuento de camino como muchos piensan.

Pero abundan insuficiencias que van más allá y no dependen de la cruel política sino de la gestión de las entidades encargadas de lograr que desde la estancia en las terminales, la travesía y hasta el destino final sea en verdad un trayecto placentero, sin numerosos contratiempos.
Tanto es así que entonces cabe preguntarse ¿por qué la presencia de insectos en las embarcaciones?, ¿por qué los problemas con el clima en las terminales?, ¿por qué la falta de vasos desechables para tomar, al menos agua, en los catamaranes?, ¿por qué el mal trato, la falta de información y las escasas opciones gastronómicas, máxime cuando muchas veces viajan niños, mujeres embarazadas, ancianos, personas enfermas o hasta recién operados?, ¿por qué…?
Tales irregularidades ocupó la agenda en el primer Consejo de la Administración correspondiente al mes de junio. Consideré muy oportuno el abordarse en este ámbito porque corrobora que se le presta oído a los reclamos de la ciudadanía.
No obstante, urgen análisis más profundos, incluso, hasta con los Gobiernos de Batabanó y La Habana; así como todas las partes involucradas en aras de lograr un mejor encadenamiento de los procesos con el propósito de revertir la situación y disipar, cada vez más, los agobios y las insatisfacciones de los pasajeros.