
Lo primero es conocer la vitalidad que tienen las semillas de las que dispone para la próxima siembra. Para ello, determine un número, 10, 20, 30… y plántelas directamente en semillero, donde tengan iluminación y riego suficientes. Al cabo de una semana o poco más, ya tendrá su respuesta. Las que hayan germinado, estarán indicando el % de vitalidad.
Si este simple muestreo, le advierte que sus semillas no sobrepasan el 80% de plantas con posible germinación, cambie las semillas o utilice métodos adicionales para incrementar su vigor.
Con esos datos -si además toma en cuenta la estación del año y la fase lunar- ya puede comenzar la preparación de las que va a plantar. Iníciela escogiendo las necesarias para el área de siembra disponible, y deseche las que no estén en sus mejores condiciones.
Viene ahora la preparación final.
Todas demandan un remojo previo, estar sumergidas en agua, tanto las de siembra directa como las de almacigo (que requieren de una fase inicial en semillero) Según la especie, remójelas por el tiempo indicado en la tabla que adjuntamos, y siempre en agua al tiempo. Al hidratarlas estará liberando en cada plántula los procesos de su vida latente, hasta entonces adormecidos.