Condimentosa multipropósito

El jengibre (Zingiber officinale) es una planta de la familia de las zingiberáceas cuyo tallo subterráneo, en forma de mano, es un rizoma horizontal muy apreciado por su aroma y sabor picante. Crece en casi todo tipo de suelos, aunque prefiere los fértiles y con buen drenaje.

Los rizomas tiernos son jugosos y suelen conservarse en vinagre como aperitivo o se añaden como ingrediente a muchos platos. El jugo de los viejos es extremadamente picante y a menudo se utiliza en la gastronomía asiática para disimular otros aromas y sabores fuertes, como el marisco y la carne de cordero.

Pero, tenga en cuenta un detalle: si está fresco el rizoma no lo conserve en tal estado por más de dos o tres semanas, séquelo y ya convertido en polvo lo tendrá disponible por largo tiempo.

En nuestra cocina occidental, el jengibre se restringe a los alimentos dulces y es utilizado para elaborar caramelos, pan de jengibre, saborizar galletas o como tonificante principal de la gaseosa de jengibre o ginger ale, bebida dulce, carbonatada y sin alcohol.

El té de jengibre es efectivo contra las náuseas causadas por los mareos en medios de transporte, así como las padecidas por las mujeres embarazadas. Se puede emplear en decocción o en extracto fluido, como estimulante gastrointestinal, afrodisíaco, tónico, expectorante, entre otros.

Además, estimula los sistemas nervioso central y autónomo. Contiene antioxidantes. Se puede consumir a diario en sopas, purés, arroz, leche, legumbres, mermeladas, frutas confitadas y golosinas.

Estimula los jugos gástricos, alivia la gripe, los vómitos, la diarrea y el dolor abdominal. De forma externa sirve para aliviar traumatismos y afecciones reumáticas. El consumo habitual del jengibre es efectivo contra la Escherichia Coli, causante de un sinnúmero de problemas gastrointestinales, sobre todo en personas mayores de 40 años.

Al jengibre hay que descifrarlo en la culinaria. Conviene tantear, poco a poco, hasta obtener el sabor deseado. A medida que lo cocinamos se torna agradable –ya verá–, pierde algo del picante, pero nunca su aroma.

 

Otros artículos del autor:

Cultiva tu pedacito Isla de la Juventud
Colaboradores:

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *