
Foto: Wiltse Javier Peña Hijuelos
Su espacio –detrás del edificio 25, en el reparto Comandante Pinares– no es tan grande, pero sí bien aprovechado. Tiene unas 20 matas de plátano, tres de guanábana, tres de carambola, dos de mango, dos de guayaba, cinco de fruta del pan, una de aguacate y otra de pera que “da gran cantidad, de esa rojita-rojita”.
Las cultiva Marina Soto Amador, federada y cederista que burla sus 77 años a fuerza de voluntad y ganas de hacer. Ella pertenece al CDR 8 de la Zona 117, en La Fe.
Aconseja que cada uno “haga su cercadito y lo cuide. Aquí en el edificio (le puede preguntar a cualquiera) comparto cuanto cultivo con mis vecinos porque es para todos, no solo para la familia”.
Ella es así, como tantos en nuestro país, desprendidos de intereses personales; de los que están en la acera del sol, la de los buenos, donde andan siempre juntos quienes crean y defienden.
“En las medicinales… tengo las hojas del aire. Sirven para el asma y los problemas bronquiales. Ah, y el jubabán, bueno para lo mismo y además, sus raíces mejoran o resuelven los gproblemas de próstata, catarro y neumonía”.
“Se me olvidaba –agrega– otra joya: el sen. Antes se vendía en farmacias. ¿Recuerda las hojitas de sen? Era muy indicado por los médicos. Se toma como un té común, se le puede echar azuquita y limón, si se desea. Sirve para desbaratar todos los nódulos, ya sea en los senos, la garganta…; y para la próstata es bendito. Tengo cantidad de semillas y muchas plantitas en su etapa de trasplante”.