Cítrico en traje de corte asiática

La mandarina proviene de las zonas tropicales de Asia. Se cree que su nombre se debe al color de los trajes utilizados por los mandarines, gobernantes de la antigua China. En algunos países latinoamericanos se le llama naranja china, quizá por igual motivo. Su cultivo se introdujo en Europa en el siglo XIX y ahora es una de las frutas con mayor demanda en el mundo.

Difiere de otros cítricos en que la cáscara o epicarpio está como suelta y se separa de manera fácil con los dedos, sin necesidad de emplear cuchillo.

Esta se caracteriza por un color propio, anaranjado-rojizo, sabor dulce, forma esférica y gran contenido de vitaminas A y C, flavonoides y aceites esenciales. Puede consumirse como fruta natural o confitada, en jugo, mermelada, licor, entre otras opciones. Resulta excelente complemento en las dietas para adelgazar. Buena como anticancerígeno, depurador, desintoxicante y mejoradora de la resistencia a infecciones. También se indica para contrarrestar los problemas respiratorios, cardiovasculares y antinflamatorios.

Es el cítrico más parecido a la naranja –por lo cual se considera una fruta de alta estima– aunque de menor tamaño, pero con sabor muy aromático.

Sus demandas para el cultivo son similares a otros cítricos, crece bien de semillas o injertos en casi todo terreno, requiere abono o fertilizante en cantidades moderadas y resiste largos períodos de sequía.

Agradece una poda moderada al año con eliminación de chupones y aplicación de sulfato de cobre sobre los cortes mayores que se le hayan realizado.

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