No todas las yemas sirven para injertar. Solo las más agudas resultan útiles, las demás son florales. Deséchelas. Aprenda a diferenciarlas. La forma de acoplar o insertar una yema en el patrón, pie o portainjertos puede ser diferente, pero busca un mismo resultado.
Logrado el injerto, y cuando comience a desarrollarse la nueva rama, llegó el momento de realizar ciertos ajustes. Lo primero es cortar el patrón por encima del injerto en consolidación. No mucho, suficiente, pero eliminando cualquier yema indeseable (del pie original) que pueda brotar. Así obligamos a que toda la savia se encauce hacia el nuevo agregado. No es necesario eliminar el nailon con que lo tenemos sujeto a la rama portainjertos, como puede apreciarse en la gráfica que adjuntamos.
Sí debemos estar muy al tanto de los chupones que broten por debajo, para eliminarlos a tiempo antes de que se fortalezcan, ellos roban alimentos al injerto que debemos favorecer. Y esto no conviene que suceda.
Groso modo, y si ha seguido la secuencia de estas reseñas, ya tiene usted un conocimiento mínimo para iniciarse en el arte de los injertos. Lo demás, es completar información, intercambiar con los conocedores y practicar, hacerlo por usted mismo. Ahí está la consolidación de su éxito, créame, en la práctica.


