Alimentación con flores, fortaleza del siglo XXI

“Somos lo que comemos”, es un principio gastronómico que viene de antiguo. Yo agregaría: …“y lo que nos enseñaron a comer”.

La propuesta no carece de fundamento, como ahora se verá.

Los potentados romanos eran muy aficionados a los pétalos de rosa en almíbar y no era por escases de opciones; su mesa diaria estaba sobre los 40 platos. En tanto se distinguía por las exquisiteces.

FOTO: Tomada de Internet

Un antecedente culinario que, en nuestro país, solo la doctora Alejandrina Peña Remigio trató de revindicar cuando publicó un libro con el título que encabeza esta reseña. Era poco más que un folleto, no rebasaba las 100 páginas, pero traía una visión distinta sobre el arte de la alimentación. Desafortunadamente su tirada fue muy limitada y en consecuencia tuvo una repercusión mínima.

Hoy, seguidores de esta sección me han hecho llegar un libro sobre el mismo tema que quisiera compartirles. Se titula Flores Comestibles, de la autoría de María de Jesús Ordoñez, y fue publicado por la Universidad Nacional Autónoma de México.

La autora indica que los jardines mexicanos, anteriores a la conquista española, debieron ser sitios cercados, destinados al cultivo de las flores, semejantes a los muy posteriores huertos cerrados de los monasterios.

Y a su parecer, la calabaza fue de los primeros frutos allí cultivados, justamente por sus flores. Con esta parte de las plantas se pueden preparar manjares completos, guarniciones o coloridas ensaladas, y buena parte de ellas se utilizan también para aromatizar bebidas, licores e infusiones.

En la calabaza, por ser la primera referida por la doctora Ordoñez, se destacan los aminoácidos que nos brinda; ácido oleico, palmítico y silícico. Las vitaminas son otro de sus componentes, sobre todo las A y B, además de varios minerales necesarios para mantener una dieta correcta: potasio, hierro, cobalto, boro, zinc y calcio.

Es rica en antioxidantes, por lo que fortalece el sistema inmunológico. Aporta un considerable contenido de betacaroteno y alfacaroteno, lo que disminuye el riesgo de cáncer de próstata, cataratas oculares y enfermedades cardiacas.

Todo lo que antecede, y más, está quintuplicado en sus flores. Motivo que la hace una de las preferidas en el mercado de Xochimilco, donde siempre hay numerosas tarimas destinadas exclusivamente al expendio de tales flores.

Hasta aquí una introducción sucinta de esta “nueva” fuente de alimentos, razón principal de nuestros huertos y parcelas. En próximas entregas trataremos su modo de preparación y las plantas de nuestro entono que pueden resultar de mayor utilidad.

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