Y el balneario… ¿pa’ cuándo?

Dos meses atrás concluyó una reparación completa del balneario Santa Rita. No se puso en servicios de inmediato porque como cualquier entidad balneológica, precisa de una certificación que avale su calidad para uso internacional. Esta incluye, no solo la composición de sus principios físico químicos sino también el comportamiento mismo de la fuente según las estaciones del año. O sea, con lluvias, sequía o precipitaciones escasas.

Balneario Santa Rita ya culmina su primera fase de recuperación/ FOTOS: Casandra Almira Maqueira

Esto implica la toma de muestras cada tres meses, envíos a La Habana, análisis en el laboratorio Isaac del Corral y consecutivas certificaciones a lo largo de un año, como mínimo. En otras palabras, durante ese tiempo, tendríamos balneario pero no podríamos utilizarlo.

Sin embargo, esta coyunda tiene también su posible reverso. Para utilizar sus aguas como bebestibles precisamos solo la certificación de igual institución local que emite la aprobación de uso para todas las aguas potables de esta Isla.

De modo que sí… podríamos utilizarlo, solo que no para tomar los baños.

Pero este medio uso, desafortunadamente, no se instrumentó. No se aprovechó. Y entramos a perder el caño de medicamentos que de forma continua produce este laboratorio natural, rico en aminoácidos, proteínas y antibióticos de amplio espectro. Buenos y recomendables para muchas enfermedades y padecimientos a lo largo de más de 150 años, pero sobre todo muy eficaces contra los virus. Agentes patógenos que nos acosan en estos momentos y son causantes de herpes, meningitis, gripe, papera, sarampión, rubeola y… ¿cómo no?… del oropuche y el dengue.

Las aguas curativas del Santa Rita surten efecto, está comprobado, fuera de la fuente y por unos 30 días. A partir de ese tiempo, merman el nivel radioactivo y disminuye su efectividad. Esto significa que, aunque no pudiéramos tomar los baños directamente en la fuente, fuera de esta, en nuestras casas, podríamos estarlos ya usando de forma equivalente, a modo de cataplasmas, maniluvios o pediluvios, entre otros. Y sobre todo, como agua de beber. La vía curativa más potente.

Hoy, este panorama que podría ser grandioso para el territorio ante la insuficiencia de fármacos, resulta… deprimente.

En el Santa Rita, la obra se dio por terminada sin comprobación técnica ninguna. En consecuencia, el cambio de niveles en el fluir de las aguas que se adoptó –y contra el cual advertimos de manera oportuna al jefe del grupo reconstructor– no ha funcionado. Una de las dos piscinas vierte a la inversa, y sus aguas salen por debajo de la puerta que da al portal, anegándolo de forma permanente. La otra piscina, que no alcanza a tener salida, tiene sus aguas estancadas, corrompidas y remansadas contra el manantial, contaminando también a su homóloga de al lado.

Por si fuera poco, no se determinó una plantilla mínima de trabajadores para la higienización y mantenimiento de la instalación, ni se ubicaron las turbinas para el vaciado semanal y aireación de las piscinas. Tampoco se ubicó al imprescindible custodio que vele por la seguridad y acceso a la instalación, lo que trajo como consecuencia que se haya roto un ventanal y los niños, y quienes se escudan detrás de ellos, tengan libre el camino al interior del balneario.

En resumen, con el incremento de contaminantes producido por la imprevisión, el balneario Santa Rita ha regresado al punto cero cuando ya podría estar dando servicios… a media máquina. Revertir tan nociva situación resulta urgente e imprescindible.

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One Reply to “Y el balneario… ¿pa’ cuándo?

  1. Segùn pude deducir de su artìculo han existido una serie de ineficiencias en la obra del balneario. Esto en una etapa financiera tan compleja en la que estamos viviendo es inadmisible que quede sin analizar por nuestros dirigentes y buscar responsabilidades en los ejecutores de la misma y publicar las medidas tomadas. Confiamos que asì serà.

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