Una tradición heredada desde la cuna

Hijo de gato caza ratón. Así versa un viejo refrán que describe cómo los descendientes heredan las habilidades o características de sus progenitores. En tal sentido es frecuente que los hijos sigan el ejemplo o la profesión de sus padres.

FOTO: Yoandris Delgado Matos

Se aprecia comúnmente en profesiones como la medicina, el magisterio, leyes, arte, deporte, pero si una ocupación sobresale con especial apego es el trabajo en el campo. Sembrar la tierra, fomentar la cría de animales, producir alimentos, son un legado que se hereda desde la cuna, una tradición que ha acompañado a los guajiros cubanos durante toda nuestra rica historia.

En la Isla de la Juventud podemos encontrar muchos casos que ilustran y enriquecen esta interesante tendencia, entre ellos podemos mencionar a René Rodríguez Piñero, asociado a la unidad básica de producción cooperativa La Fruta.

Renecito –como se le conoce– tiene bajo su responsabilidad un patrimonio de cinco caballerías que conforman la finca Román Marciano Piñero. Hoy tiene plantados frijol, tomate y yuca, cultivos a los cuales ha dedicado una atención esmerada no exenta de vicisitudes, de acuerdo con las complejas condiciones actuales.

“La atención a las siembras marcha de manera aceptable –describió Rodríguez Piñero–, siempre con sus dificultades, pero cada vez que hemos podido resolvemos el problema y seguimos luchando.

“No disponemos de muchas opciones, prácticamente la única variante es el estiércol del ganado y por ende los resultados no serán iguales. Por ejemplo, el frijol donde sirvió tenía buena mata, pero llegas al lugar y tiene poca vaina, el grano está pequeño porque no ha podido llenar y por consiguiente el rendimiento no será el esperado”.

El agricultor sembró casi tres caballerías del grano, sin embargo, se lamentó de que una porción de estos sembradíos no germinó como consecuencia de la sequía.

“Las tierras son secas, dependen en gran medida de la buenaventura –el agua que caiga– y esta es una dificultad grande que tenemos. Poseo una fuente de abasto de agua cerca de la finca a la redonda, pero no tengo forma de llevarla a las plantaciones; aun así, seguimos adelante”.

Con las producciones obtenidas por Renecito y su gente todos se benefician. Se distribuyen en lo fundamental por acopio y aunque llegan a casi todos los rincones de la Isla, tratan de priorizar los poblados más cercanos a sus tierras: La Demajagua, Atanagildo Cajigal, La Victoria y Argelia Libre.

“En los días de fin de año entregué grandes volúmenes de yuca que sobrepasaron las 30, 40 o 50 toneladas (t), tuvimos que guapear duro porque la sequía nos afectó, pero los muchachos se crecieron y sacamos todas esas producciones”.

Destacó la yuca, el tomate, la calabaza y el melón como cultivos que siembra de manera habitual, y subrayó la gran cosecha de casi 800 t de melón que obtuvo en el 2023.

“Fue lo más grande de la vida: casi 800 t en dos caballerías. ¡Increíble!, comió melón la Isla entera. Además, entregamos a la UEB Semilla, se llevó a La Habana, al Trigal, para todos lados y sin echarse a perder.

“Esa producción la cogí sin una gota de abono químico, solo con estiércol, algún pesticida u otra bobería que compro en la capital en alguna mipyme que las vende. Sin embargo, con el frijol y el boniato no ocurre así , los rendimientos no son iguales”.

Rodríguez Piñero también fomenta la cría de ganado mayor. En la actualidad cumple sus planes de entrega de leche, “a veces apretado, exacto, pero lo estoy cumpliendo. Tengo entre 15 y 20 vacas en ordeño, estamos sacando alrededor de 30 litros de leche o un poco más; a un litro o litro y pico por vaca porque los animales tienen poca comida y la sequía afecta en gran medida.

“La verdad es que no poseemos las condiciones que deberíamos y en eso hemos sido morosos; pudiéramos tener pasto sembrado y no lo tenemos, es con lo que tiene la tierra, yo la fumigo a veces con un producto biológico que traigo de Güira de Melena adquirido con un señor en esa localidad, pero no es lo que nos hace falta, a veces necesitamos el estiércol, entonces está la disyuntiva de que si lo utilizas en la hierba no se lo puedes echar a la siembra”.

Otra de las dificultades que enfrentan hoy los productores pineros tiene que ver con la poca disponibilidad de fuerza laboral. Al respecto señaló: “Tengo trabajadores fijos, pero son pocos, en su mayoría la fuerza de trabajo es eventual y hay que pagarle buen salario de lo contrario no la consigues.

“El contexto hoy es complicado porque cuando sacas la cuenta no da. Los trabajadores míos ganan entre 800 y 1 200 pesos diarios, cuando calculas el gasto es elevado. El mismo frijol demora tres meses, ahora el quintal lo van a pagar a 20 000 pesos, pero la semilla la tuvimos que comprar a 41 000 pesos, hay una diferencia grande. El petróleo también está caro, a veces logramos comprar un poco del de 13 pesos, lo mínimo, y el resto es a 132.

“Si hablamos de piezas y neumáticos para el tractor lo que antes costaba 3 000 hoy vale 40 000; una goma delantera de 5 000 o 6 000 pesos sale en la actualidad en 175 000. Todo se ha complejizado, pero continuaremos batallando para asegurar la comida de la población que es nuestra razón de ser”.

Pues sí, la producción de alimentos constituye uno de los retos más complejos que enfrenta el país ante un panorama caracterizado por difíciles condiciones que se agudizan debido al impacto del férreo y recrudecido bloqueo estadounidense.

No es fácil, porque además de la escasez de abonos, fertilizantes, pesticidas, piezas de repuesto para la maquinaria agrícola, también afecta la cruda sequía que se ha hecho habitual en estos tiempos. Así lo sufren los agricultores, no solo en la Isla, en Cuba entera, pero como bien expresó Renecito, la voluntad del campesinado cubano ante ese contexto de limitaciones y carencias es imponer el firme compromiso de hacer producir la tierra para garantizar la alimentación del pueblo.

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Isla de la Juventud
Yuniesky La Rosa Pérez
Yuniesky La Rosa Pérez

Licenciado en Comunicación Social en la universidad Jesús Montané Oropesa, Isla de la Juventud

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