Casi cinco años después de nacida la Federación de Mujeres Cubanas, Fidel Castro clausura su tercera plenaria nacional el 19 de febrero de 1965 en la entonces Isla de Pinos (hoy Isla de la Juventud), con una reflexión que trasciende como fiel testimonio del profundo humanismo de su pensamiento, la confianza en la mujer, los desvelos por su plena emancipación y su clara visión de un futuro marcado por el mayor protagonismo de las féminas en la nueva sociedad, entre otras avanzadas ideas retomadas hoy en el actual Programa de Gobierno para corregir distorsiones y reimpulsar la economía.

Del histórico discurso (http://www.cuba.cu/gobierno/discursos/1965/esp/f190265e.html) ante el pueblo en el parque central de Nueva Gerona, donde mismo había intercambiado con los pineros en junio de 1959, vasta seleccionar algunos fragmentos para no solo ilustrar la base programática y justiciera que caracterizaron a la organización desde sus primeros años, sino también retomar otros asuntos esenciales con más vigencia hoy.
“El hecho de que las compañeras de la federación hayan escogido Isla de Pinos para llevar a cabo su plenaria, -afirma entonces- está relacionado con el avance impresionante de la Isla de Pinos. Con la Revolución parece que llegó por fin la oportunidad para esta pequeña islita”, de la que continuó explicando esa noche cómo tuvo que desafiar la amenaza de anexión de Estados Unidos y sufrir la humillación de un Presidio, entre otros infortunios y desprecios.
desarrollo Y ADMINISTRACIÓN LOCALES
Por eso da tanta importancia al lugar que había emprendido una transformación singular. “…es uno de los sitios del país –subraya el joven líder que no rebasaba los 38 años– donde se está alcanzando un ritmo mayor de desarrollo económico. Han contribuido una serie de factores” y enumera entre ellos al fortalecimiento militar para evitar los planes de invasión imperialista y a la conversión de la cárcel de presos contrarrevolucionarios en centro reformador y posterior eliminación del reclusorio, con tal celeridad que ya dos años después las celdas, rejas y demás instalaciones de Presidio cedían sus espacios a un politécnico agrícola.
“…surgió la idea de organizar el plan de desarrollo de la Isla, empleando como parte de la fuerza de trabajo a determinado número de presos que estaban en el plan de rehabilitación. Y…también a los que no estaban en el plan de rehabilitación. El trabajo no se estableció como un castigo, porque nosotros no podemos ver jamás el trabajo como un castigo”, argumenta.
“Para que haya una idea de cómo avanza ese plan, –ejemplifica– quiero informarles que, por ejemplo, el año pasado, entre pastos que se sembraron de nuevo, y pastos que se rehabilitaron, sumaron un total de 1 200 caballerías… Este año la meta es de 1 000 caballerías más, pero parece ser que se va a sobrecumplir…, puesto que se han mandado equipos y en la próxima semana llegarán unos 30 equipos más para buldocear y para arar la tierra…” y enumera las perspectivas para el turismo y otras ramas.
Y ya al final de su intervención habla de experiencias aquí aplicadas del joven poder revolucionario, y luego perfeccionadas con la institucionalización del país: “…es bueno que todas las cosas que puedan ser administradas por la localidad sean administradas por la localidad. Porque han dado mucho resultado los ensayos que hemos hecho; donde se ha creado y se ha desarrollado la administración local, muchas cosas se resuelven, muchos servicios, muchos pequeños detalles, muchas pequeñas cosas, e incluso cosas importantes las resuelve. De manera que la localidad tenga oportunidad de decidir y resolver sobre sus problemas”.
más oportunidades a la mujer
“Pero me imagino –comenta refiriéndose a las federadas– que aquí también se organice el frente de mujeres agricultoras, que organicen aquí también las brigadas de las mujeres agricultoras, como se está haciendo en La Habana y en otros muchos pueblos. Porque, desde luego, la fuerza de trabajo de la mujer que en el pasado se subestimaba, prácticamente se menospreciaba, la realidad de la Revolución nos enseña cada vez más la importancia social y económica de la incorporación de la mujer al trabajo”.
Apela a sus compatriotas, sin embargo, a no conformarse con lo hecho e insistía en cuanto más podía lograrse. “Y de ahí la importancia –precisa– que tiene este movimiento, este nuevo esfuerzo de incorporación de la mujer a los trabajos productivos, de clasificación de los trabajos para darle más oportunidades a la mujer”.
Y se refiere a otra idea cuya actualidad cobra fuerza 60 años después: “En la medida en que cada hombre y mujer del país trabaje, y trabaje donde debe, y trabaje con el máximo de eficacia, aumentarán los bienes sociales, tendremos más bienes materiales, tendremos más servicios. Y es muy importante que la población masculina y femenina del país se incorpore, y eso acelerará el ritmo de nuestro desarrollo económico”.
No sólo exige, también dedica parte de su intervención a las muchas maneras de ayudar a las féminas, y principalmente a las madres, a incorporarse al trabajo productivo, creando instituciones infantiles y escuelas internas, entre otras facilidades amparadas luego por las leyes de la Maternidad de la Trabajadora y la Responsabilidad de las Familias, y del Código de las Familias, el Programa Nacional para el Adelanto de las Mujeres (PAM) y la Política Integral de la Niñez, Adolescencia y Juventudes, continuidad de las esencias mismas del proceso revolucionario.
Cuba también retoma muchas de esas ideas en su Programa de Gobierno para corregir distorsiones y reimpulsar la economía.
“… la mujer se capacita en igualdad de condiciones que los hombres. –dijo el Comandante en Jefe– Cada vez es mayor el número de mujeres que se incorporan a carreras como las de medicina, arquitectura, tecnología, ciencias, …actividades que antes eran casi exclusivas de la población masculina, y cómo se incorporan a todas…. Eso es un hecho evidente. En el estudio, en los centros tecnológicos, preuniversitarios, en las universidades, en todas partes se están creando condiciones de vida muy distintas…”.
EL socialismo se hace para todos
Reconoce Fidel los avances apenas seis años después del triunfo, en diversos frentes, no sólo en la cultura, la educación y la asistencia médica, sino sobre todo en la economía: “esos eran tal vez los éxitos más difíciles; porque los que sabían administrar, los que conocían la poca técnica…eran los dueños, los ricos… Y los hombres del pueblo no tenían mucha experiencia, ni muchos conocimientos, pero han ido adquiriendo esa experiencia y han ido adquiriendo esos conocimientos con la pasión con que los revolucionarios sienten cada cosa que hacen”.
Da a conocer en ese año unos 140 000 niños becados en centros escolares para eliminar la mendicidad y los infantes abandonados.
Por su inmenso valor humano no quisiera dejar de precisar algunas de sus ideas a la labor con los reclusos, a pesar de la creciente hostilidad y amenaza imperialista. “…en Isla de Pinos hay 1 000 presos rehabilitándose; muchos de ellos ya están trabajando prácticamente sin escolta. Y algo más: Recientemente nosotros hemos enviado 300 libros de técnica agrícola y agropecuaria y tienen 600 en los círculos de estudios”, y amplía sobre la “preparación técnica a esos hombres, que… se reintegrarán a la sociedad”.
Con profundo sentido ético insiste: “…es nuestro deber crear condiciones para que cuando esos hombres se reintegren a la sociedad, a esa misma sociedad que quisieron destruir, ven cuán distinta es, cuán mil veces más humana es, que aquella sociedad que quisieron reimplantar de nuevo”.
“No será una sociedad que los mire con odio, …que los mire con desprecio, no será una sociedad que les niegue la oportunidad de trabajar y de vivir en el socialismo –reitera esa noche–; porque el socialismo no se hace para unos cuantos, el socialismo no se hace para una clase, el socialismo se hace para todos y aun para aquellos que rectifican y que cambian”.
Este temprano antecedente en su memorable encuentro con las federadas y los pineros quizás ayude a entender mejor a los detractores y desinformados sobre Cuba de cómo el humanismo y la generosidad de los cubanos ha sido siempre parte de la fortaleza de su Revolución.