Pertenezco a la generación que pagó en las bodegas o kioskos con huevos de gallina. La moneda fraccionaria –aquella que siempre usaron los más humildes– había desaparecido, quedaban solo las piezas que no eran de plata, de uno y cinco centavos. Todo lo demás estaba bajo tierra, en grandes pomos de cristal. La acaparaban los […]