Ser joven, una actitud ante la vida

Desde el bohío donde nací se veía la avioneta ametrallando; dos chorros de humo salían de sus alas y poco después se escuchaba el tableteo de los disparos. Era el combate contra Sosa Blanco…, comenzó en Rejondones de Báguanos y terminó en Cueto. El convoy de casquitos quemó los siete bohíos más cercanos a la carretera. Fue el 28 de diciembre de 1958. Tres días después triunfaba la Revolución.

Redacción digital

Entre las primeras acciones de esta Revolución estuvo construir siete casas de mampostería para aquellos guajiros, los afectados por la soldadesca batistiana. Casas modernas, confortables y amuebladas.

Años después visitaba yo a uno de aquellos vecinos. Me sorprendió con una “ingenuidad” inconcebible:

–¡Gracias a Sosa Blanco, que me la quemó, tengo casa nueva!

Era la consecuencia de un lavado de cerebro hecho a fondo y con toda persistencia, como el que ahora intentan lograr con nuestras generaciones más jóvenes. No les dicen tú eres inútil, no cuentas, no estás hecho para esas cosas, sino que el ataque va más a fondo, viene por otra vía.

Y parten de una supuesta división etaria que arranca con los que hicieron la guerra, a quienes señalan como la generación de acero. Al propio tiempo reservan para los jóvenes de ahora un puesto de incapaces por antonomasia: generación de cristal. Una forma, hasta poética, de inculcar tú eres distinto, frágil, no tienes nada que ver con aquellos, los de acero, aquellos de los primeros años cuando todo era diferente. Además, ellos piensan como viejos, quisquillosos, regañones, nada que ver contigo.

–Míralos, son unos fracasados. ¿Qué lograron? Cuatro quilos de pensión, una gaveta llena de medallas, diplomas y reconocimientos que no les sirven para nada… Vivir donde no se puede hacer ni un negocio porque enseguida te caen arriba. Todo lo dieron y al final qué… ¡una dictadura que a ellos mismos no los deja ni respirar!

Así quieren que piensen nuestros jóvenes. Desvinculados de sus padres en el modo de pensar y actuar. Para consolidar esa estrategia, los tanques pensantes del otro lado, a los que se les asignan millones de dólares para su trabajo desmotivante, no hacen la más mínima referencia al contexto cubano actual.

La verdad es otra, nunca he visto a 182 países votar contra la supuesta dictadura en Cuba, pero sí votar contra el bloqueo asesino.

Esa sí es la realidad.

“Las generaciones pasadas –advertía el Comandante en Jefe– no monopolizaron todo el mérito posible, las generaciones futuras tendrán la oportunidad de hacer cosas iguales y aún mejores que las que realizaron nuestra generación y las generaciones pasadas”.

Esta visión de futuro, que implica continuidad en las ideas y acciones, es la que no se quiere –por el enemigo– que tengan nuestros jóvenes. Resulta peligrosa para sus intereses.

“…cuando en el futuro se hable de esta obra revolucionaria –retomo las palabras de Fidel– se hablará de una sola generación, porque en este minuto histórico… somos una sola generación en pie de lucha.

“Creer en los jóvenes es ver en ellos, además de entusiasmo, capacidad; además de juventud, pureza, heroísmo, carácter, voluntad, amor a la Patria, fe en la Patria”.

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