
¿Ya pasó por uno de los hoteles pineros a recibir los 1 100 dólares de ayuda que dará Ignacio Giménez? ¿No? ¿Y por qué… si no hay colas? No hay nadie, están vacíos…
¡Ah!… usted no fue ni va a ir. Yo tampoco.
Y es que esta incidencia como toda moneda, tiene dos caras. Cierto que si mientes-mientes… algo queda, algo te creen. Pero… la otra cara de esa misma moneda, es que cada vez más personas se dan cuenta de tus mentiras y desconfían de ti. Llega el momento en que todo lo que provenga de tu fuente, se pone en tela de juicio como por reflejo condicionado.
Ya es un juego viejo, un juego gastado.
Y por eso, nadie le daba un me gusta, nadie compartía semejante “noticia”, aunque el tal Ignacio –si es que así se llama en realidad– lo solicitara con insistencia. Pretendía ver las redes sociales inundadas de su infundio pero nada logró. Aunque persistiera, asalariado al fin de un propósito desinformativo tenía que llevarlo hasta el final.
Quienes están detrás de su fachada, suponían que iban a lograr una movilización incontrolable de la población cubana, un río revuelto y desbordado de gente hambreada corriendo hacia los hoteles, invadiéndolos, disputándose entre sí por el mendrugo ofrecido, la policía en faena… en fin, un escenario perfecto para grabar videos y subirlos a las redes, demostrando una desmoralización total del pueblo cubano.
Fallaron, falló. Y es que para movilizarnos hay que estar entre nosotros, pensar como nosotros, que ya estamos escamados. Y nunca fuimos niños que se despeinan por caramelos al romper una piñata.
Solo a quienes nos minimizan se les podría ocurrir que aquí se les iba a creer el “paquete” de aviones cargados de dólares en efectivo, llegando a Cuba con total impunidad. Ningún país permitiría cruzar semejante carga por sus fronteras. Viola los convenios internacionales, sobre todo los concernientes al lavado de dinero.
Ahora, quienes están detrás del tal Ignacio, dicen que un centenar de personas se conglomeró frente al hotel Habana Libre (una capital con más de… ¡dos millones de habitantes!) Aunque no pudieron mostrar ni un solo video, en la Isla de la Juventud ni el resto del país, que respondiera a su trampa.
Frustrados ante el nuevo chasco, ya tratan de quitar hierros al problema que ahora, probablemente, se les venga encima. Dicen que el tal Ignacio Gutiérrez es “…un loco esquizofrénico”. Pretenden así atenuar la responsabilidad legal que pueda enfrentar si Cuba decide demandarlo ante un tribunal internacional o español por cuantas colaterales le sean imputables, y los cargos principales: por actuación premeditada, promover disturbios e incitar a la rebeldía… en país amigo.
Veremos.
Cierro este comentario con una de las burlas que ese señor ha suscitado en las redes sociales, y caracteriza su descredito:
Oración de San Ignacio de las Guayabas.
San Ignacio que estás en España, santificadas sean tus guayabas, vengan a nosotros tus fulas, hágase tu voluntad tanto en Oriente como en La Habana. Danos hoy nuestra remesa de cada mes, perdona nuestra desconfianza (…)
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