Rostros, no disfraces

Foto; Ricardo López Hevia

Todavía recuerdo la ocasión cuando me encontré frente a la puerta de mi apartamento a una persona cercana y querida esperándome, llevaba varios minutos tocando, cuando le pregunté qué le pasaba, las palabras se le anudaron en la garganta y los ojos se inundaron de lágrimas.

“Te estaba esperando para que me dieras un plato de comida, llevo días que apenas como, nunca pensé llegar a esto; trabajar tanto para no tener ni que comer, eso duele, duele mucho…”, más me lastimaron a mí aquellas palabras y escena que no es para nada salida de mi imaginación.

El tratamiento a mi entrañable amigo, quien bien puede ser mi padre, no quedó en un apretujón arropado de cariño, el compartir la comida que había hecho ese día junto con una taza de café sino en la gestión, unido a otros compañeros, para que se acogiera a una de esas ventajas diseñadas por el Estado para “abuelitos” que residen solos o en desventaja social.

Me pregunto al calor de los debates realizados en las comisiones previas a la Asamblea Nacional acerca de tan sensible tema: el de la vulnerabilidad, si quien se personó en mi casa lo hizo con algún disfraz.

No, rotundamente, no, se trata de un ser que durante más de cuarenta años aportó y contribuyó desde la verdad a este proceso revolucionario, al punto de ser premiado por su obra de toda la vida.

Y no lo hizo porque quiso sino a causa de su pensión como jubilado, en un país con una devaluación significativa del peso y una inflación escalofriante; la cual no le alcanza para garantizar sus necesidades elementales.

Vale agregar que casi el 40 por ciento de los jubilados cubanos reciben pensiones mínimas ascendentes a 1 528 pesos, cuando cuatro libras de pollo, por citar solo un ejemplo, supera los 2 000 en el mercado informal o privado, al cual es casi obligada la concurrencia debido al desabastecimiento estatal.

Y este medio de comunicación pinero como tantos otros en el país no le han volteado la espalda ni a los complejos problemas económicos que padece la nación como tampoco a los sociales. En febrero del pasado año Victoria publicó “Buzos” en la ciudad, como una alerta a un fenómeno que no está precisamente en el mar sino en la tierra, frente a nuestros propios ojos y merece miradas profundas, más sensibles.

No niego que desde los primeros años de la Revolución en Cuba se ha mantenido inalterable el principio de no dejar a nadie desamparado; de hecho a pesar de la actual situación económica para asegurar los derechos de la Seguridad Social se destina un presupuesto superior a los 6 600 millones de pesos.

Sin embargo, la propia titular del sector Marta Elena Feitó Cabrera, la misma que abordó el tema de manera insensible en las sesiones previas a la Asamblea Nacional del Poder Popular, alertaba en la reunión parlamentaria efectuada en el pasado mes de mayo acerca del incumplimiento del presupuesto estatal para ayudar a familias en condición de vulnerabilidad.

Lo cual resulta contradictorio, lamentable e inadmisible, máxime cuando en la actualidad existen muchos más males sociales, deambulantes, mendicidad, niños desatendidos, personas que duermen en la calle o hurgan en los latones de basuras no solo en busca de materias primas sino también de algún alimento.

Foto: Tomada de Internet

Ante una Cuba bloqueada y pesarosa por las escaseces acumuladas hacen falta servidores públicos, familias y una sociedad más empática, apegada al sentir de la gente y conectados con las realidades que vivimos, siempre con vocación humanista porque lo cierto es que hoy la vulnerabilidad tiene rostro, no disfraces.

Lea además…

Díaz-Canel: “Sabemos que nuestros problemas se han agudizado, pero la Revolución no deja a nadie atrás”

http://www.cubadebate.cu/noticias/2025/07/15/diaz-canel-sabemos-que-nuestros-problemas-se-han-agudizado-pero-la-revolucion-no-deja-a-nadie-atras/

 

 

 

 

 

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Isla de la Juventud
Karelia Álvarez Rosell
Karelia Álvarez Rosell

Licenciada en Defectología en la Universidad Carlos Manuel de Céspedes, Isla de la Juventud. Diplomada en Periodismo con más de 30 años en la profesión.

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7 Replies to “Rostros, no disfraces

  1. Totalmente de acuerdo contigo amiga. Todos diría yo, tenemos un ejemplo dentro o próximo a la familia. Lo q comentas es fuerte; a veces te encuentras con determinadas personas q conoces de años y en el intercambio te duele ver lo q están pasando; te motiva invitarlo a….. Pero no resuelves y eso se te queda x dentro. Llevo horas razonando la ” nada agradable” intervención y cada vez la entiendo menos.
    Aplaudo hayas compartido tu experiencia; es digna de imitar. Saludos amiga.

  2. Decir verdades molesta mucho mi querida Karelia Alvarez… hay cosas que no necesitan descripción y si solución. Por ejemplo en Ciudad de la Habana los eternos y gigantescos basureros que además de atraer mendigos y buzos consigo arrastra insalubridad y enfermedades. Los cubanos podrían estar peor y no lo están de milagro. Primero deberían acabar con todos esos vertederos

  3. Me consta que fué así como dices y realmente es duro terminar los años que nos queda tener que ir a tocar la puerta a los amigos donde también hay tantas necesidades, pero si habrá siempre un platico de comida para los amigos y ojalá fuera para todos

  4. 100% de acuerdo. La jubilación es un derecho que tenemos todos. Después de haber trabajado tantos años no se concibe que una persona no pueda ni tan siquiera con su jubilación alimentarse. Recuerdo las anécdotas de mis padres de cuando con mucho esfuerzo hicieron la torre de televisión, El coopelia y otros lugares en este municipio. Hoy mi madre recibe una pensión por jubilada de $1500. ¿Qué sería de ella si no tuviera la ayuda de sus hijos? ¿Cómo pueden vivir los que no tienen esa ayuda?

  5. Muy de acuerdo con tú escrito y son muchas las historias y rostros de personas vulnerables en nuestra Isla, se han incrementado mucho más después del “reordenamiento económico” . Y no están disfrazados, están sobreviviendo su día a día, pidiendo por aquí, buscando por allá.

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