La muerte es un adiós violento, pero el imberbe combatiente la desafía y mientras está en pie no cree en el asedio de la artillería de los racistas sudafricanos.

Rodolfo Carballosa Gutiérrez por decisión personal –como otros miles de héroes que protagonizan la gesta solidaria– cruza el océano Atlántico para preservar, junto al pueblo angolano, la independencia y la integridad territorial del país africano distante en la geografía, pero hermanado en las acciones combativas.
En el momento de su salida hacia la misión internacionalista Carballosa labora en el periódico Victoria, primero lo hace en el laboratorio de fotografía y luego en calidad de reportero gráfico.
Su ímpetu lo lleva a ser parte de la Operación Carlota puesta en marcha a inicios de noviembre de 1975, para frenar la agresión del ejército de Sudáfrica y de otros fantoches al servicio del imperialismo, empeñados en destruir Angola y frustrar su independencia.
Personas muy cercanas lo describen como un muchacho audaz, militante de la Unión de Jóvenes Comunistas, de un carácter alegre que se gana el cariño de todos.
Comienza su vida laboral en 1972 en la Agrupación Agropecuaria Estatal Camilo Cienfuegos en la rama de explotación de maquinarias como profesor de esa materia, actividad en la que sobresale por su entrega.
Ya antes había cursado estudios relacionados con el cultivo del cítrico en un tecnológico de la propia Isla de Pinos hasta que pasa el Servicio Militar, para luego proseguir la especialidad.
Nace en el seno de una humilde familia el 23 de octubre de 1952, en el caserío de Sao Corona de Birán, Holguín, es el cuarto de una prole de cinco hermanos y de niño ayuda a su padre en las duras faenas de las zafras azucareras y del trabajo forestal.
Al fragor del combate cae, a los 23 años, en Quibala, provincia angolana de Katofe, el 12 de diciembre de 1975, junto a sus compatriotas Roberto Orestes Moreno –nombre de una comunidad agrícola– Orlando Gutiérrez Pérez –comunidad agrícola–, Ángel Alberto Galañena Llevat –un reparto y el joven club de La Fe– y Carlos Reyes Agramonte, identifica estructura de base de organizaciones de masa. El nombre de Rodolfo Carballosa Gutiérrez honra a una escuela y a un concurso periodístico.
En la memoria de los pineros queda por siempre la hazaña de los primeros combatientes de este terruño caídos en el hermano país donde regaron el suelo con su sangre y valor, hace 49 años.
Ellos con su vocación internacionalista y el cumplimiento del deber son referentes de las nuevas generaciones en las batallas presentes y futuras. En cada tributo se evidencia que los caídos en la epopeya militar angolana no morirán mientras sean recordados.
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