Primer alzamiento verde olivo

Crecí, como cualquiera niña santiaguera, aprendiendo la historia desde el hogar, la escuela y cada tarja de la Ciudad Heroica erigida en tributo a los caídos en la lucha contra el régimen atroz de Fulgencio Batista.

Foto: Archivo

Pasan por mi memoria nombres de combatientes de la clandestinidad como Frank Isaac País García, joven maestro del colegio El Salvador donde funciona su aula de primaria como si fuera una República Escolar Democrática y los alumnos son sus ciudadanos.

Un día llega la hora de dejar de impartir clases de Historia para escribir la historia nueva de cambiar el drama humano existente por un porvenir mejor.

Según el plan táctico del abogado Fidel Castro Ruz para derrotar al tirano Fulgencio Batista es necesario lograr la simultaneidad del desembarco de los 82 expedicionarios del yate Granma con el Levantamiento Armando en Santiago de Cuba, para desviar la atención de las fuerzas enemigas, neutralizarlas, conseguir las armas y facilitar que un grupo de hombres entrenados militarmente suban a la Sierra Maestra.

Pero surge un inconveniente y se dilata la travesía de la nave desde que arranca sus motores por el estuario del río Tuxpan, en México, el 25 de noviembre de 1956, hasta que la embarcación pierde el rumbo y encalla en el manglar Los Cayuelos, a unos dos kilómetros de la playa Las Coloradas, el dos de diciembre.

El motivo del atraso es la caída al agua del revolucionario Roberto Roque por el mal tiempo y aunque la oscuridad de la noche impide hallarlo de inmediato, el gran líder ordena continuar la búsqueda hasta rescatarlo vivo.

Desde su condición de jefe nacional de acción y sabotaje del Movimiento 26 de Julio, País García crea una vasta red clandestina extendida por el oriente cubano y dirige el levantamiento armado del 30 de noviembre de 1956.

Aquel amanecer la Ciudad Indómita estalla en metralla, fuego y cocteles Molotov a cargo de imberbes combatientes que pasan en los autos vestidos por primera vez con el uniforme verde olivo y el brazalete rojo y negro, mientras que gritan: ¡Abajo Batista! ¡Viva Cuba libre!

Por horas y en diferentes lugares ellos ejecutan acciones como cercar la fortaleza militar del Moncada, segunda del país, para neutralizar al ejército y adquirir las armas; toman una base de ómnibus –con el fin de emplear los carros en la obstrucción de calles– y la ferretería en la Plaza Dolores. Además, asaltan la Policía Marítima y la Estación de Policía de la Loma del Intendente.

Los expedicionarios, todavía en medio del mar, sufren al escuchar las noticias del levantamiento sin poder hacer nada por los movilizados que ejecutan la acción.

Foto: Archivo

En la decisión memorable del pueblo santiaguero –que siempre coopera con valentía en los momentos críticos– y de sus jóvenes por liberar la Patria subyugada tienen un gran protagonismo Pepito Tey, Tony Alomá y Otto Parellada, cuyas vidas truncan las balas enemigas ese viernes,hace 68 años, al recibir refuerzo las tropas batistianas y multiplicar su superioridad en hombres y armas, sin que ocurriera el desembarco previsto.

Aunque el alzamiento no cumple su propósito, entre otros motivos, debido a las dificultades presentadas por el yate Granma en su trayecto, sí estremece a la dictadura y prende la llama de la rebeldía en el pueblo que coopera con arrojo en los momentos críticos y colma de esperanza a los más humildes.

Tanto las acciones del 30 de noviembre como los sucesos del dos de diciembre y los días siguientes, contribuyen a la gestación y el triunfo de la Primera Revolución Socialista de América bajo la conducción de Fidel Castro Ruz y el más grande homenaje a los mártires es haber conquistado la victoria.

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Historia Isla de la Juventud
Mayra Lamotte Castillo
Mayra Lamotte Castillo

Licenciada en Periodismo en la Universidad de La Habana; tiene más de 40 años en la profesión.

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