La Contraloría de la Isla acaba de efectuar su asamblea de balance. En apretada síntesis, las diversas acciones que desplegara durante el año precedente orientadas a la prevención y el enfrentamiento a indisciplinas, ilegalidades y hechos de corrupción en el ámbito administrativo.
Para su desempeño contó con solo 28 auditores y contralores, de 96 aprobados –16 menos que en el 2022–, debido al éxodo hacia otros sectores con cargos mejor remunerados y de menor complejidad. Una tropa diezmada, insuficiente para atender a la fiscalización del universo auditable y, por lo mismo, con limitación en su alcance y aprovechamiento de las oportunidades preventivas.
El contrapeso se logró con la creación de una nueva estructura en el sistema: la creación de grupos de auditores en sectores tan complejos como Salud Pública o Educación. Sin embargo, el Consejo de la Administración Municipal culminó el período con el ciento por ciento de sus auditores internos de base y supervisores de terreno como plazas vacantes. Ante este deterioro de plantilla, la Contraloría del territorio garantizó la calidad de las acciones de control asumiendo la supervisión de las auditorías ejecutadas.
Al mismo tiempo potenció el plan de capacitación con énfasis en los temas referidos a las Normas Cubanas y Manual de Procedimientos de Auditoría, programas de la XV Comprobación Nacional al Control Interno, propuestas y proyectos, así como el incremento de la labor investigativa que sustentó la realización del XIII Taller Municipal de Auditoria, Supervisión y Control, donde fueron expuestos seis trabajos científicos con alternativas de soluciones para el perfeccionamiento del sistema empresarial.
Este balance reflejó que se cumplieron las directivas de trabajo vinculadas con la implementación de los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido mediante la ejecución de 11 acciones de control, clasificadas como seguimiento a hechos de corrupción, atención a quejas y peticiones o visitas de supervisión y control, así como auditorías financieras, forenses y de cumplimiento; sin recibir recursos de apelación.
De igual forma se dio a conocer que diez de las entidades auditadas – el 91 por ciento– culminaron con calificación de “deficiente o mal”. Incidiendo de forma recurrente la inobservancia de los principios de organización y funcionamiento, carencia de estrategias efectivas para asegurar los niveles de producción y servicios requeridos, falta de transparencia en la operatoria y la información, descontrol de inventarios o pagos indebidos, más graves incumplimientos en los procesos de contratación y planes económicos.
Al resumir el trabajo desplegado por la Contraloría municipal a lo largo del 2023 se constata que, a pesar de las excepcionales circunstancias impuestas por la situación desfavorable en el completamiento de las plantillas, lograron cumplir con calidad las actividades que le están asignadas como misión, debido a la responsabilidad y dedicación con que fueron asumidas por el sistema.
Cierto que persisten deficiencias, las cuales limitan el quehacer interno e implican un impacto insuficiente en el orden externo. Condiciones que demandan mayor cohesión en las acciones, con creatividad, profesionalidad y consagración para alcanzar planos superiores en la nueva etapa que se inicia, consolidando los indicadores logrados hasta fecha.
Este colectivo –que vela por la correcta utilización de los recursos económicos del territorio– pone énfasis en la labor preventiva, al reforzar la preparación de los directivos y el incremento de la exigencia para perfeccionar los sistemas de control interno. Asume con rigor, como le corresponde, su parte en el liderazgo del proceso de corrección de distorsiones que permitirá la recuperación gradual de la economía, sobre la base de una eficiente organización y mejor control administrativo.