Apenas empezando el 2024, las proyecciones para la industria turística en la Isla están encaminadas a impulsar en amplia medida este sector. Frente a él, un nuevo delegado, Rubert Gamboa Delgado, quien espera sumar su experiencia en este campo a lo ya logrado y con ello extender el alcance del turismo local.
El joven delegado ha dedicado casi toda su vida laboral al desarrollo del turismo en distintas regiones del país. Su trayectoria, desde que iniciara como especialista en gestión económica, le ha permitido acaparar conocimientos desde la basey tener ahora

una mirada abarcadora, tan necesaria en los tiempos que corren.
La entrevista ocurrió en los predios de la finca agroecológica Agua Santa, en La Fe, y desde allí Gamboa Delgado fue dando apuntes de cuánto se puede hacer sin tener que recurrir a grandes presupuestos.
“Tomemos como ejemplo este lugar, aquí no debe haber vasos plásticos. Se trata de un entorno rústico y es lo que busca el turista, algo distinto. Está dispuesto a pagar por ello, pero el ambiente tiene que convencerle. Si vas a brindarle en un absorbente, que sea de bambú; una bebida, en jícara; dulces, de yuca o boniato según la repostería antigua, pinera; comidas, recetas cubanas, nada de cocina internacional, eso está a la mano en los hoteles del mundo entero, y en platos de yagua, con cucharas artesanales; carne de cerdo, pon el cerdo sobre las brasas, que lo vea y disfrute el aroma de la carne asándose”.
Respecto a nuestro principal polo turístico, Cayo Largo del Sur, Gamboa Delgado puntualizó: “Ahora mismo contamos con 11 instalaciones bajo la regencia del grupo hotelero Blue Diamond, pero la Isla debe lograr encadenarse verdaderamente con el Cayo, ser su mayor abastecedor. Ese es un mercado seguro, sin competencia e inmediato, capaz de convertir en divisas cuanto los productores pineros, estatales o no, sean capaces de consignarle”.
Pero el desarrollo del turismo pinero no comprende solo al Cayo, así lo ve el delegado.
“Hace tiempo se trabaja en recuperar, a lo interno, capacidades hoteleras y de transporte terrestre que permitan desarrollar el turismo de carretera o el senderismo interpretativo. Como opcionales, la renta de autos, la incorporación de nuevos alojamientos particulares, el turismo de ciudad, especializado o patrimonial. Las rutas turísticas que incluyan a las minindustrias, las fincas agroturísticas, el balneario de aguas termales y otras”.
Se trata, según su estrategia, de poner cuanto podamos sobre la parrilla. Tener una oferta que de verdad resulte atractiva hasta para el turismo nacional.
“Ahora tenemos el ferry, que también es una oportunidad aprovechable y facilita la transportación marítima. La gente puede venir con transporte propio o colectivo, pero debe encontrar un ambiente turístico. Los poblados y las calles limpias, en buen estado. Ello lleva su monto de inversión, cierto y la situación económica sabemos que es difícil, mas no cabe otra opción si queremos desarrollarnos. Se han hecho mejoras sustanciales en el hotel Colony, y Nuevo Virginia (Rumbo), que los diferencian notablemente de su vida anterior”.
El desarrollo será gradual. Como puede apreciarse, de momento las restricciones económicas a las que se ve atado el país no permiten ir a un paso más rápido, pero en nuestras manos hay cosas por hacer.
A lo que está asegurado en Cayo Largo del Sur (hotelería, servicios, experiencia, sol, mar y playa) se deben agregar otros derroteros. La mirada, en esta ocasión, se enfoca al interior de la Isla como centro de un desarrollo posible.