
El 25 de noviembre de 1956 partía de México el yate Granma con una tropa de 82 expedicionarios comandados por Fidel Castro Ruz. Venían a conquistar la libertad de Cuba. Sesenta años más tarde quien los encabezara inicia el viaje a la eternidad que lo inmortaliza en el altar de la Patria. Coincidencia histórica conmemorada a prima noche, en la Casa de Cultura santafeseña, sede del acto local por la preservación de su memoria.
El escenario estuvo colmado de estrellas, en recuerdo a su grado de Comandante en Jefe. Y tuvo un pebetero como centro focal, símbolo del respeto al caído, quien fuera luz a lo largo de toda su vida y se consagró hasta el último momento de su quehacer en irradiar calor, confianza y unidad.

El homenaje estuvo centrado en la actuación del grupo infantil Las Abejitas Sucusuqueras, con una puesta teatral de estreno –Nuestra Gran Estrella, Fidel–, enriquecida con la actuación de otros aficionados e instructores de arte.
La presentación culminó con los niños cantando a ritmo de rumba “¡Cuba, qué linda es Cuba!”. Y un teatro lleno, puesto de pie, coreando “¡Yo Soy Fidel!”
El acto de homenaje al Comandante en Jefe en el noveno aniversario de su deceso (efectuado en el segundo poblado en importancia del territorio) por lo cuidado de su programa y calidad de las actuaciones artísticas tuvo relevancia equivalente a un acto municipal. Estuvo presidido por Yutzán Peña Torres, presidente del Consejo Popular, Nubia Mendoza Blanco, directora de la Casa de Cultura y otros directivos de organismos e instituciones de la localidad.
