Su emprendimiento está junto a una de las pocas matas de laurel, ahora enorme, de cuando se trazara Pueblo Nuevo, la ciudad balneario, en 1860. Comparte su sombra con la de otra gestora de alimentos y un limpiabotas. Otros datos no son necesarios. Virginia Mora Cureaux es bien conocida por los santafeceños, sobre todo, porque nunca apostó por los precios más altos.

“Todo está muy caro, pero solo quiero tener lo necesario para enfrentar los problemas que genera sacar a una familia adelante. Yo no tengo ambición, no quiero nada. Solo me interesa tener los 20 pesos para cuando llegue algo de necesidad… poder comprarlo, sin estar pensando que estos son los últimos”.
Esta técnica agrónoma, ahora jubilada, inició su negocio justo antes de la covid-19: “Trabajé casi toda la vida en cítricos y cuando me decidí por esto, no tenía la más mínima experiencia”.
“La necesidad me obligó. Comencé en el portal de mi casa vendiendo refresquito natural, batido (porque tengo una mata de mamey y dos de mango en el patio de la casa), mis pancitos con pasta o mayonesa… hice un contrato con la panadería (porque entonces esto era posible), compraba un poquito de azúcar, café en grano… para mantener alguna oferta. Me daba una pena tremenda, como podrás imaginar, que la gente me viera vendiendo… a mí, que siempre fui de estar al sol, en el campo”.
En cuando a la legalidad Virginia recuerda “lo primero fue ir al Ministerio de Trabajo. Allí te dan un modelo que debes llenar, luego verifican las condiciones que tienes para elaborar y expender alimentos, antes de darte la licencia sanitaria (y me parece muy bien, es una garantía para el consumidor). Después, paso a paso, te indican a dónde tienes que ir: al Banco, para la cuenta fiscal, a la Onat para hacerte la tarjeta como Tcp… todo como si te llevaran de la mano”.
Virginia se inició depositando en el Banco un capital mínimo, solo 3 000 pesos. Apenas suficiente para un arranque muy modesto, pero hoy, de “poquito en poquito y ahorrando siempre” ha hecho crecer su negocio.
Acondicionó un local más amplio, inmediato a su portal, y generó dos empleos, “contraté dependientas, que se alternan y les pago 250 pesos diarios, como corresponde a un trabajador normal.
“Esto no es un punto donde se venda por cantidades. La venta aquí es poca, pero alcanza para tener una entrada diaria que nos mejore la vida a las tres”.