Hasta ahora no tenemos, como ocurre en otras partes del país, venta de libros viejos en ninguna librería o expendio particular. Y los títulos editados hace mucho, esos que usted busca sin encontrar, yacen como reliquias a punto de apolillarse en no pocos hogares pineros. Un contra sentido que Héctor Manuel Salermo de la Cruz y su esposa María Inés Nápoles Lojo se han propuesto remediar de la forma menos esperada o inusual: prestando los suyos.

Y para ello, no anotarán datos del usuario en control alguno. El interesado indica su preferencia y recibe de a gratis, sin otras formalidades.
Claro, esto implica un voto de confianza: al terminar su lectura, lo traerá de vuelta. Se le otorga sin conocerle porque considera Héctor Manuel “en el ser humano hay que confiar”. Y a quien esto sostiene no falta experiencia, es el actual comunicador de la Empresa Municipal de Transporte. Un hombre alto y delgado, con aspecto de Quijote, de pelo largo y canoso que sujeta con una cinta roja. Tiene 71 años, jubilado y reincorporado a la vida laboral.
“Alguno habrá que olvide su compromiso -comenta-, otro retornará porque quisiera quedarse con determinado título, quizás un material de consultas para su trabajo. Y no faltará quien devuelva el préstamo y a su vez me traiga ejemplares suyos para aportarlos, incrementando así el fondo de libros circulantes”.
La acción cultural de este matrimonio, indica María Inés “…intenta, por una parte, contrarrestar la tendencia actual de arrinconar los libros y darle mayor importancia al celular, a las redes sociales. Y por otra, facilitar el conocimiento de textos que se editaron hace tiempo y hoy no se encuentran con facilidad”
Un anaquel con el título Presto Libros, junto a este matrimonio de “libreros espontáneos”, encontrará el transeúnte cada sábado, a partir de las 10 de la mañana, en el bulevar de Nueva Gerona, frente al Atelier.