Monumento Nacional en capilla ardiente

Convocada por la Unión de Historiadores de Cuba y su filial en Holguín, acaba de celebrarse la . A la misma llevamos un tema –en Arqueología de la Muerte– que resultó del mayor interés: La cultura funeraria de los colonos norteamericanos en Isla de Pinos.

En otras palabras, presentamos la situación actual del cementerio americano, inmediato al poblado Columbia. Un lugar escogido por Ira Asa Brown, fundador del asiento: en la falda oeste del cerro San Juan de la Mar, a unas dos millas del puerto sobre río Júcaro.

Una necrópolis jardín tipo norteamericano o parque memorial que se conserva en la Isla de la Juventud; único en Cuba y en la región del Caribe con restos mortales solo de ciudadanos norteamericanos. Estuvo destinado a prestar servicios a los colonos fallecidos en cualquiera de los 24 pueblos en que se asentaron: diez de ellos creados en exclusiva por norteamericanos o naturalizados como tales.

Cuando allí se efectuó el primer enterramiento –el de Freeman Cooper Armstrony, en 1907– estaba en pleno auge la batalla de aquellos colonos por anexar esta Isla a su nación, convirtiéndola en la estrella 46 de la bandera norteamericana.

Es, por tanto, el testimonio material más importante de un proceso histórico con alcance nacional e internacional, una batalla política ganada por Cuba en un episodio entre los más sobresalientes de nuestra defensa por la soberanía nacional.

Sucintamente, y para denotar su trascendencia, recordemos que el 20 de diciembre de 2018 fue declarado Monumento Nacional de la República de Cuba y que el 13 de marzo de 2025 estaremos celebrando el centenario del momento en que fuera firmado el Tratado Hay-Quesada, aquel que –permítasenos ser redundantes– devolviera Isla de Pinos a Cuba.

Al llevar el tema a la Jornada Nacional de Arqueología pretendíamos intercambiar con los expertos y llegar hasta un oído receptivo que, al menos, nos facilitara la vía para obtener el financiamiento necesario para su reconstrucción, hoy paralizada.

Contrario a nuestras expectativas, y al presentar las fotos de su estado en el presente, obtuvimos una seria reprimenda por mantenerlo en el estado de abandono en que se encuentra. “¿Los pineros no pueden, al menos, mantenerlo chapeado (nos amonestaron), con los cipos identificativos sobre las tumbas y no caídos entre la hierba, cercado con cualquier planta espinosa –si no hay alambre– que limite la entrada de ganado?”

Y finalmente una dura advertencia: “Se toman las medidas correspondientes y los encargados de su conservación hacen lo que les corresponde, sin más demoras, o Patrimonio les retira la condición de Monumento Nacional”.

Sirva este comentario, por todo lo anterior, como un serio llamado a hacer lo que nos toca y a las entidades pineras correspondientes, en particular, para sacar al cementerio americano de la capilla ardiente en que se encuentra.

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One Reply to “Monumento Nacional en capilla ardiente

  1. Coincido con el periodista “Sirva este comentario, por todo lo anterior, como un serio llamado a hacer lo que nos toca y a las entidades pineras correspondientes, en particular, para sacar al cementerio americano de la capilla ardiente en que se encuentra” yo agregaría que las acciones están siendo necesarias, no solo para el cementerio americano, sino también para otros lugares que guardan pedazos de nuestra historia pinera, como el Presidio Modelo, la Finca El Abra, la obra artística que se encuentra en nuestro boulevard entre 22 y 24 donde están nuestros símbolos y a la flor de azahar le faltan pétalos.

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