Una vez más la deuda pública en España supera el PIB “¡España es de los bancos!”, denuncian en el país ibérico. Foto: Europa Press.
En los últimos 20 años esta isla perdió su más potente renglón económico, los cítricos. Viandas, frutas, hortalizas y vegetales –producto de los huracanes y las sequías– acusan un retroceso considerable. En consecuencia, importamos alrededor del 50 por ciento (%) de granos y vegetales, 80% en alimentos de origen animal. Por disímiles razones tenemos, además, altos índices de pérdida en la agricultura, alrededor de 300 kilogramos por tonelada producida.
Un panorama sombrío, pero transformable. Y lo será a partir del programa de cooperación internacional Transición agroecológica sustentable en dos zonas productivas del Municipio Especial Isla de la Juventud. Una comprende La Fe-Mella, la otra Micro 70-Ciro Redondo. El presupuesto en moneda dura lo facilita la Unión Europea y se complementa con cerca de 56 millones de pesos aportados por la parte cubana. Entiéndase, las diferentes entidades y empresas del territorio que tributarán a este empeño.
Tal estrechamiento amistoso responde a la modernización de la economía, comprendida en las Directrices del Partido Comunista cubano (Lineamientos) del 2011.
Su objetivo general es fomentar la sostenibilidad agroecológica del sistema alimentario local, transformando su matriz energética y el manejo eficiente de los recursos hídricos, enfocados al logro de una economía circular.
La trasformación prevista debe lograr su conclusión en 2027, y hace hincapié en la viabilidad social, la mujer y el desarrollo. Para lograrla, comprende en sus líneas productivas al arroz, incremento del ganado bufalino y sus derivados, otras actividades ganaderas y de cultivos varios. Al mismo tiempo implica la modernización de las industrias procesadoras de frutas, vegetales, carnes, arroz y minindustrias. Para ello, además de la tecnología correspondiente, se incorporan 2 700 hectáreas a la producción con el uso de fuentes renovables de energía que reducen de manera sustancial la emisión de gases de efecto invernadero.
Entre los resultados esperados están la producción agroecológica resistente al cambio climático y a los peligros asociados a sequía y huracanes. Se recuperan diez instalaciones y se crean otras cinco para ganado vacuno y menor, dos fábricas de piensos rústicos, dos de abonos orgánicos y tres minindustrias para el aprovechamiento de frutas y vegetales.
Muy señeramente en proyección tan abarcadora –de la cual, por razones de espacio, damos apenas una referencia mínima– resulta lograr la independencia en producción de proteína animal, aplicando la economía circular en dos nuevos centros porcinos comunitarios que aportarán, en conjunto, 500 toneladas de carne en pie anualmente. Sustituyen a las cochiqueras colectivas, ahora convertidas en modernas instalaciones de crianza donde se toma muy en cuenta el tratamiento de residuales para evitar cualquier riesgo de contaminación del entorno.
Como se ve, el actual año quedará marcado por el arranque del abarcador proyecto cooperativo; y el próximo, por un sustancial incremento en la producción de arroz y proteína animal, componentes esenciales en los hábitos alimentarios del cubano.