Hasta el presente, según estadísticas, el peso de las mipymes y otros nuevos actores en la economía nacional ronda el 15 por ciento (%) del PIB, por lo cual son las empresas estatales la fuente principal de este indicador y determinan el panorama económico social actual.

Ante este escenario, ¿qué papel desempeñan las mipymes en la balanza de precios? Responde el abogado Miguel Ángel Palencia Hernández, en la continuación de la entrevista que nos concediera.
“La política para reducir precios no debe partir de medidas que ignoren la realidad en que se desenvuelve el actual escenario económico del país. Las mipymes son empresas de capital privado, tienen carácter de inversión para obtener ganancias como fin principal. Y con ello, crear condiciones para satisfacer las necesidades del consumidor, o sea, la sociedad. Responden a leyes propias del mercado que, en nuestro caso, está en estado incipiente, lleno de lagunas, excesos y deficiencias; imputables a causas multifactoriales, en las que inciden también el escenario internacional.
“Los precios en Cuba, tanto estatales como no estatales –con excepción de la canasta familiar normada–, no responden a la canasta básica de bienes y servicios que sirvió de base para determinar el salario mínimo y la pensión mínima. Por lo que sería injusto cargar sobre las mipymes la espiral inflacionaria en que está envuelto el país”.
Cierto, abogado, ¿pero todavía no llegamos al meollo del problema?
“Intentemos un cercamiento mayor. La cadena de abastecimiento de estos actores debería partir, en lo esencial, de productores y comercializadores nacionales, estatales en su mayoría y no estatales como complemento. Sin embargo, no ha sido así, sus principales fuentes vienen del exterior. Aquí aparece otro fenómeno inesperado. Aunque el inciso a) del artículo 6 del Decreto Ley 46 dice que como parte de su autonomía, las mipymes tienen la facultad de exportar e importar de acuerdo con lo establecido en la legislación vigente… tal facultad, salvo excepciones, no la ostentan en la práctica. Están obligadas a exportar o importar a través de un intermediario estatal (exportador o importador), siendo estos los que en realidad ejercen esa facultad. Actúan como una especie de agentes, que imponen sus reglas, entre las cuales está: hay que comprar en dólares, no en moneda nacional.
“Todo estaría bien si existiera el mercado cambiario de divisas, pero no es así y el resultado es que, por obligación, se acude a un mercado informal ilícito, alimentado por las necesidades que tienen los emprendedores para poder sobrevivir o prosperar en su negocio. ¿Resultado? Incremento del valor informal del dólar en detrimento de la moneda nacional; surgimiento de una economía paralela o subterránea que mueve grandes sumas de dinero efectivo, en divisas o moneda nacional, provocando bajos niveles de depositado en los banco, así como la acumulación de importantes cantidades de mercancías para ser vendidas al por mayor, a través de transacciones ajenas a controles bancarios.
“Al producto importado… se le estima una tasa de cambio de uno por 120 pesos, pero la realidad es otra. La mipyme compra el dólar en el mercado informal a 200 pesos o más, pero al entregarlo para que se efectúen en el exterior las compras que necesita… se le reconoce como solo 120. Está perdiendo 80 pesos o más en cada dólar. Vale preguntarse, ¿puede sobrevivir su negocio y prosperar con una perdida semejante?