El Generalísimo lo da todo por su Patria de adopción. No es casual que José Julián Martí Pérez con empatía y respeto lo llamara “dominicano de nacimiento, cubano de corazón”, por su compromiso con el destino político de Cuba.

En ese dar y recibir recíprocos se enraíza la historia del audaz estratega militar a quien declaran ciudadano cubano por su capacidad para preparar un ejército y vencer al enemigo, también lo ascienden a General durante la Guerra de los Diez Años.
Máximo Gómez Báez nace el 18 de noviembre de 1836 en Baní, Santo Domingo. Admira a sus padres, “tan honorables como severos y virtuosos”, cuyas enseñanzas forjan su carácter, fuerza de voluntad y lo arman contra el vicio y las tentaciones.
Narra cómo siendo un mozalbete, aunque se mezcla en los enrevesados asuntos políticos de su nación, siempre conserva las normas sanas y severas aprendidas en su hogar.
Y son esos patrones de conducta los que lo guían en el torbellino de intrigas y traiciones que siguen al triunfo de las armas de la joven República Dominicana contra la invasión de las huestes haitianas.
Con 29 años, Gómez Báez se traslada a Cuba a la finca El Dátil acompañado de su madre anciana y sus hermanas, luego se incorpora al Ejército Libertador.
Tiene entre sus proezas dirigir la primera carga al machete, arma blanca empleada en su país contra los invasores e introducida por el insigne guerrero en la manigua, donde alcanza mayor dimensión con la combinación machete-caballería.
Soldado austero y jefe exigente aplica de manera brillante la guerra irregular y sabe emplear el conocimiento del terreno y el clima cubano para enfrentar y derrotar a fuerzas enemigas que le superan en número y pertrechos de guerra. Al cesar la contienda marcha con la esposa y sus hijos al exilio, sumido en la miseria.
Gómez y Martí se conocen en Nueva York cuando el Maestro prepara el reinicio de la lucha armada por la independencia de Cuba. Juntos desembarcan el 11 de abril de 1895 por Playitas de Cajobabo, en Guantánamo, unidos a otros patriotas para incorporarse a la Guerra Necesaria ya iniciada. Los hermanos Maceo arriban antes por playa Duaba, al norte de Baracoa, con igual propósito.
Pocas semanas después constituyen la jerarquía militar del Ejército Libertador y nombran a Gómez General en Jefe y a Maceo Lugarteniente General. Ambos reciben con dolor la noticia de la caída de Martí en Dos Ríos, pero no detienen la beligerancia y realizan la Invasión de Oriente a Occidente.
Al saberse de la caída del Titán de Bronce y de Francisco Panchito Gómez Toro –hijo del héroe de mil batallas –, el Viejo, como le dicen sus más cercanos, se pone de pie con el rostro compungido por la pena, la cual deja plasmada en carta enviada a María Cabrales, esposa de Antonio Maceo Grajales.
“Usted que es mujer, usted que puede sin sonrojarse ni sonrojar a nadie entregarse a los inefables desbordes del dolor, llore, llore, María, por ambos, por usted y por mí, ya que a este viejo infeliz no le es dable el privilegio de desahogar sus tristezas íntimas desatándose en un reguero de llanto”.
Así es Gómez, un hombre fuerte y sensible a la vez, quien sufre en su propia familia la pérdida de sus tesoros más queridos sin dejar de hacer revolución.
El Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, el 26 de julio de 1985, destaca a Máximo Gómez, como “(…) una de las figuras internacionalistas más prestigiosa de la historia de América Latina”.
Palabras de total vigencia en estos tiempos en que el internacionalismo altruista, entendido como el darse a los demás a cambio de nada, es vilipendiado y calumniado por los elementos más extremistas de la derecha fascista latinoamericana.
Al cumplirse 189 años del natalicio del Generalísimo conviene resaltar al hombre generoso, familiar, buen padre y esposo, capaz de reír, enojarse, de amar, quien a pesar de sufrir sensibles pérdidas no se aparta de sus ideales en esta Cuba que le acoge como a un hijo.
Paradigma de internacionalismo y entrega a la causa de la independencia cubana y latinoamericana, Máximo Gómez, como Bolívar, Martí, Fidel y Chávez, nos sigue siendo necesario.
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