Los primeros milicianos

Con mi camisa azul de miliciano, soy más feliz. /Con tu camisa azul de miliciana, estás en algún sitio, /como yo, rifle al hombro, quizá viendo esas mismas estrellas que ahora veo. /Pienso que estás junto a esa luz lejana. /Que este aire de la noche te recorre la cara vigilante. /Que algún ruido puede ser de los dos/ (…).

Este fragmento del poema Mi miliciana del extinto poeta Roberto Fernández Retamar, notable figura de las letras, refleja el sentir y la actitud de los hombres y mujeres del pueblo que, sin perder la ternura y la capacidad de amar, piden un puesto en la trinchera con las armas en las manos para defender a la naciente Revolución y protagonizar las grandes heroicidades del combate y el trabajo en defensa de la Patria.

Tras el triunfo del Primero de Enero de 1959, el gobierno de Estados Unidos (EE.UU.) en contubernio con la reacción interna desata ataques que abarcan desde la guerra económica, el terrorismo de estado, el espionaje, los planes de asesinatos a Fidel y a Raúl hasta la subversión y fomento de bandas terroristas.

Ante esa política agresiva la dirección del país funda las Milicias Nacionales Revolucionarias (MNR) el 26 de octubre de 1959, –hace hoy 65 años– para proteger al territorio nacional de una invasión militar enemiga y salvaguardar los objetivos civiles contra acciones de grupos terroristas que actúan tanto en Cuba como desde EE.UU. y otros países del Caribe.

Cinco días antes, el 21 de octubre, un avión procedente de EE.UU., agrede lugares céntricos de La Habana y deja un saldo de dos muertos y unos 50 heridos. En igual mes bombardean en Ciego de Ávila los centrales Violeta y Punta Alegre (ambos en dos ocasiones) y ametrallan un tren de pasajeros en Villa Clara. En todos los casos, operaciones asestadas por aviones que despegan desde territorio estadounidense.

El propio día 26, cuando se congregaun millón y medio de personas frente al Palacio Presidencial, en La Habana, donde se anuncia la creación de las MNR, otro avión procedente del territorio del vecino del Norte bombardea el central Niágara, en Pinar del Río.

Ese extraordinario suceso tiene como antecedente la constitución por Fidel –a finales de agosto de 1959– de una patrulla de milicia compuesta por 12 campesinos de Pinar del Río que reciben la misión de capturar en un plazo no mayor de tres meses a una pequeña banda que opera en la región y encabeza un cabo de apellido Lara, prófugo de la justicia revolucionaria.

A Leandro Rodríguez Malagón, de 60 años y conocido por su segundo apellido, lo designan jefe de la legendaria tropa nombrada por el apelativo Los Malagones.

La entrena durante el mes de septiembre el Comandante de la Revolución Guillermo García Frías y recibe clases de tiro del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz.

Sus integrantes como nadie conocen el terreno, los pobladores, los alzados y poseen las condiciones físicas y morales necesarias para cumplir la tarea.

Cuando Fidel despide a los que serán los primeros milicianos de la nación, les dice: “Malagón, si ustedes triunfan habrá milicias en Cuba”.

Y triunfaron. Solo requirieron de poco más de dos semanas para arrestar a los contrarrevolucionarios. Desde entonces Los Malagones devienen símbolo y modelo para organizar en la isla antillana un ejército multitudinario sin precedente en la historia de la defensa del poder revolucionario. Primero son patrullas de milicias, después compañías y finalmente batallones de combate: los distingue sus boinas verde olivo y, como escribe el poeta, la camisa azul de miliciano.

(…) /Que nos ponemos de pie a la vez, andando lejos, cerca, / como si no existiera esta distancia, / y en vez de estar a solas en la sombra, rifle en la mano, oyendo el minucioso pecho jadeante de la noche, estamos juntos, / juntas las manos, las camisas azules juntas, / y nosotros somos no los que escuchan, sino el ruido; /no los que escudriñan a la sombra, sino los que en la sombra olvidan a la luz, /y rumorosamente se sumergen en la noche alumbrada del amor.

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Historia Isla de la Juventud
Mayra Lamotte Castillo
Mayra Lamotte Castillo

Licenciada en Periodismo en la Universidad de La Habana; tiene más de 40 años en la profesión.

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