Lo que de niño se aprende…

Con los 22 niños que integran su aula de tercer grado, la maestra Alayna Sánchez Cabrera, de la escuela santafeseña Magali Montané, hace bueno un aserto puntal del refranero popular: “Lo que de niño se aprende, nunca se olvida”. Lo imaginó como un proyecto educativo, agroecológico, integrado al nivel de enseñanza que imparte. Y lo distinguió con un nombre magistral –Verde de Corazón– que recoge su propia razón de ser.

La maestra Alayna, creadora de este proyecto agroecológico/ FOTO: Gerardo Mayet

“El objetivo es promover la educación ambiental, el amor hacia las plantas, los animales, la naturaleza. Que los niños sientan en su sangre la necesidad de salvar el planeta tierra”, precisó.

La tesis de Maestría de Alayna fue: Educación Ambiental. Y no lo hizo por autopromocionarse, sino por convencimiento: “Soy ambientalista, y lo soy de verdad; no tiene sentido cuidar el entorno de forma transitoria, la amenaza es real y permanente; enfrentarla es una tarea a tiempo completo; de todos depende salvar o no a nuestra generación y las venideras”.

Para desarrollar Verde de Corazón, esta promotora rebasa su comunidad o el aula donde imparte las nociones preliminares. “Nos hemos asociado a la finca agroecológica y agroturística Agua Santa porque allí se pueden concretar ideas. Los pequeños aprenden a preparar abonos orgánicos, siembran, trabajan en el vivero, ayudan en las construcciones, opinan, sienten en sangre propia el estar en contacto con la naturaleza”.

Sus logros son consistentes, incluso en el área más cercana a la docencia. “Hemos recuperado el verdor alrededor de esta escuela. Los alumnos saben la necesidad de luchar contra los desechos plásticos, aprendieron cómo reutilizarlos o reciclarlos. Frente a la escuela había un basurero, lo erradicamos involucrando a los de otros grados, la comunidad, los padres y a todo el que logramos conquistar”.

Sus niños se sienten, con razón, protagonistas de una hazaña. “Participamos en el festival Isla Verde, en contacto con Perugorría y otros actores importantes del cine y la televisión. Estuvimos en la más reciente visita del presidente cubano Miguel Díaz-Canel, en Agua Santa. Intercambiamos con él, nos hicimos fotos… En conclusión, hay motivos para sentir que se está haciendo lo correcto y que ellos van creciendo como mujeres y hombres del futuro”.

Los niños de Verde de Corazón durante el encuentro con el presidente en Agua Santa/ FOTO: Gerardo Mayet

Los integrantes del proyecto Verde de Corazón vienen con la maestra Alayna del curso anterior y estarán con ella en el próximo “…porque no queremos que el proyecto se detenga, aspiramos a extenderlo, que otros niños también puedan formar parte de esto. Unas veces nos llevamos para Agua Santa a pioneros de cuarto, quinto o  sexto. Tratamos que toda la escuela pase por aquel lugar maravilloso, se involucre y conozca lo que hacemos, cómo trabajamos y hacia dónde vamos”.

Sin duda lo están logrando. Los demás docentes hablan de este como un proyecto de su escuela, de la comunidad, no de una maestra en particular. Sirva este acercamiento periodístico para remarcar su importancia. Y sobre todo, las posibilidades que tiene para ser generalizado. No se precisa de una finca específica o de recursos materiales, Verde de Corazón ha demostrado que se puede rebasar cualquier barrera o nivel de enseñanza.

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