“Conocí a Lince personalmente, múltiples fueron los encuentros y las largas conversaciones acerca del rol de la prensa en la Isla”, rememoró el colega Roberto Molina Hernández al comentar una de mis reseñas acerca del revolucionario honorable.

El primer corresponsal de Prensa Latina en el territorio pinero (1968) dijo coincidir con quienes describen al primer capitán Arturo Lince González con una recia personalidad porque fue un inspirador, hombre de gran autoridad entregado con pasión a la tarea encomendada y la de hacer que los demás siguieran su ejemplo.
Según evocó, Lince González nunca dejó de ser un guajiro guantanamero por muchos cargos y niveles que tuviera. El periodista recapituló la gigantesca tarea de la siembra de la toronja como gran programa agrícola en que participaban todos abriendo una cantidad determinada de huecos de 1x1x1 metros en el duro suelo rocoso de la Isla como deber moral ineludible.
Y, era así, consta en las referencias escritas al respecto: Arturo tenía la capacidad de atraer a las personas, quienes en plena calle iban a su encuentro con la mano extendida para saludarlo o plantearle un problema. Su lenguaje y actuar se endurecían ante los malhechores, las indisciplinas o hechos delictivos, en su afán de mantener una sociedad plena en deberes y derechos.
Al repasar diferentes momentos de su trayectoria resulta necesario mencionar que inició sus actividades revolucionarias en 1956 cuando ejecutó, con otros estudiantes, en su tierra natal manifestaciones y sabotajes contra la dictadura de Fulgencio Batista, por lo que lo confinaron y una vez en libertad viajó a Santiago de Cuba, donde realizó similares acciones.
En 1957 subió a la Sierra Maestra y se unió a la Columna Uno del Ejército Rebelde comandada por el joven líder Fidel Castro Ruz; luego lo seleccionaron para integrar la Columna Seis Frank País García, que pasó a formar parte del Segundo Frente Oriental e intervino, entre otros combates, en los de Boca del Salto, Veguitas, Pino del Agua y obtuvo el grado de primer capitán.
Tras el triunfo revolucionario se graduó de piloto de aviación y cumplió varias responsabilidades en Camagüey y Santa Clara hasta que en octubre de 1966 lo enviaron a Isla de Pinos para dirigir el Plan Especial Camilo Cienfuegos, destinado a garantizar la alimentación del pueblo.
Cuatro meses antes, el ciclón Alma había ocasionado grandes daños aquí arrasando con la ganadería y las granjas agrícolas; entonces fueron convocados contingentes de toda Cuba, cuya composición era heterogénea en cuanto a procedencia social, escolaridad y preparación política.
Lince se apoyó en ese capital humano al asumir la nueva tarea, la cual posibilitó el rescate e impulso de los planes pecuarios, citrícolas, apícolas y de otros renglones.
El 21 de abril de 1968 lo nombran primer secretario del Partido Comunista de Cuba en la región, cargo que desempeñó por más de diez años. Contribuyó al desarrollo de Isla de Pinos y –junto al esfuerzo de los jóvenes y el pueblo– a que cambiara de nombre por el de Isla de la Juventud, el dos de agosto de 1978.
Lo eligieron miembro del Comité Central en el Primer Congreso del Partido Comunista de Cuba, además de participar en el Segundo y Tercer Congresos partidista. También al constituirse el Poder Popular quedó como Diputado a la Asamblea Nacional por el municipio especial.
En 1979 le asignaron otra misión al servicio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias: la de jefe de la Sección Agropecuaria en la Empresa Cafetalera, ubicada en la zona montañosa de Guantánamo.
La desempeñó con el grado de coronel y le entregó cuerpo y alma hasta su muerte el primero de noviembre de 1987, hace 36 años, a causa de un infarto, pero dejó un recuerdo imborrable en quienes lo conocieron, trabajaron y lucharon a su lado. En su honor la escuela municipal del Partido lleva su nombre. Para Lince el más sincero homenaje, respeto y admiración del pueblo pinero.
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