Frente a los siniestros planes anunciados por el gobierno de Estados Unidos este 30 de junio, enfilado a recrudecer el genocidio contra los cubanos e incrementar incluso el castigo a sus ciudadanos y otras naciones, la respuesta no se ha hecho esperar dentro y fuera de la asediada nación que resiste a pie firme cada zarpazo imperial como este durante más de seis décadas ya.

Solo que ahora el odio y el rencor acumulados a lo largo de la fracasada política imperial lo ratificó, amplió y criminalizó Donald Trump en un Memorando Presidencial tan arrogante e inútil como rechazado en actos, mítines, colectivos laborales y estudiantiles, declaraciones, hogares, carteles y espontáneos mensajes en la telaraña virtual en Internet y las redes reales que andan calles y comunidades indignadas por las medidas draconianas.
“La meta: causar el mayor daño y sufrimiento posible al pueblo. Se sentirá el impacto, pero no nos doblegarán”, escribió con dignidad en la red social X Miguel Díaz-Canel Bermúdez, primer secretario del Comité Central del Partido y presidente de la República de Cuba, al repudiar la medida anunciada por ese gobierno para recrudecer el bloqueo económico, comercial y financiero, y prohibir a estadounidenses viajar como turistas.
Denunció, además, que EE. UU. adopta el nuevo plan agresivo respondiendo a estrechos y ruines intereses que no representan a la mayoría en ese país.
La Declaración del Ministerio de Relaciones Exteriores, apenas horas después, argumenta que el documento anticubano no es nada nuevo, sino una reedición y enmienda del Memorando Presidencial de Seguridad Nacional No. 5 que el propio gobierno de EE. UU. había emitido el 16 de junio de 2017, al inicio del primer mandato de Trump, pero deja claro que Cuba rechaza categóricamente ambas versiones del infame texto, calificado como expresión de la conducta agresiva y propósitos hegemónicos de ese país, cuyas acciones van dirigidas “a fortalecer aún más el cerco económico y provocar mayores carencias al pueblo cubano, en el fallido intento de apoderarse del país y regir su destino”, como había dispuesto la Ley Helms-Burton de 1996.
Mas, lo establecido no solo se mantuvo en ocho años, incluido el gobierno de Joseph Biden, sino que explica “en gran medida las carencias actuales y los grandes desafíos que enfrenta la economía cubana para su recuperación, crecimiento y desarrollo”.
Un retroceso enorme significa el documento, pues la medida reimpone y amplía restricciones aplicadas durante su primer mandato y revierte decisiones respecto a la relación bilateral bajo el mandato de Biden.
De muchas maneras viola el Derecho Internacional y varias resoluciones de la Onu el abultado paquete, que incluye igualmente la despiadada persecución de suministros de combustible, la obstaculización de remesas, restricciones contra gobiernos de terceros países con médicos cubanos, presiones a entidades comerciales y financieras del mundo para impedir su relación con Cuba, demandas contra inversionistas en cortes de EE. UU. y la infamante inclusión en la lista de Estados supuestamente patrocinadores del terrorismo, con demoledores efectos.
Como si eso fuera poco, ya amenazan con mayores sanciones dentro de un mes, pero que para nada asustan a la Cuba digna y firme, pacífica y solidaria, segura de su futuro y la victoria de cada día, que resiste, crea, reinventa, busca alternativas ante cada dificultad, está siempre abierta al mundo y no claudica jamás ante amenaza que pretenda intimidarla.
A pesar de las carencias y “apagones” provocados, sin dudas, por los constantes y mayores obstáculos impuestos por el histórico enemigo para atizar descontento y desbordar la paciencia, este pueblo no come miedo ni pueden apagar su espíritu revolucionario.
Y menos ahora en que Cuba está cada vez más acompañada internacionalmente en un mundo que desobedece las reglas de los poderes hegemónicos y cuando el imperio yanqui con pies de barro que nos amenaza ve desmoronarse su economía y el “mesías” Trump se hunde con la caída del PIB a cifras negativas, por primera vez en cinco años, la destrucción de 33 000 puestos de trabajo solo en junio en el sector privado y pierde su valor el dólar, al decir con voz de velorio la cadena FOX, mientras muchos ni caso hacen a sus aranceles y bravuconerías de fascista tan delirante que hasta se cree Dios, pero en un infierno condenado en la tierra.
Ni desespero ni temor decimos en plena calle los pineros sin perder la sonrisa despidiendo un curso escolar con miles de graduados, entre otros resultados, de cara a un verano lleno de sorpresas y más confiados en la tranquilidad y hermandad lograda entre todos.
Los cubanos no tienen otra respuesta que no sea la unidad y el compromiso de siempre. Como dijo el joven primer secretario del Partido en la Isla de la Juventud, Rafael Ernesto Licea Mojena, en X: “el pueblo cubano no se doblega ante las amenazas del imperio, 66 años de lucha, resistencia y unidad, han marcado el camino a seguir” de libertad y soberanía.
Hasta varias etiquetas (hashtags) de esa red social se suman a la denuncia mundial, como estas dos: #LaLuchaNoHaCesado #CubaVencerá