
En un salón de la Empresa Agroindustrial la encontré, frente a una larga mesa atiborrada de expedientes y documentos; participaba
–junto a los de más experiencia– en la auditoría al control interno que se efectuara a este centro, clave en el aseguramiento alimentario del territorio.
Miscreidis Edén Quesada tiene ya siete meses de graduada en Contabilidad y Finanzas, hace su adiestramiento en la Contraloría Municipal. Su visión es la de quien se inicia en la vida laboral, plena de expectativas y ganas de hacer. “El equipo al cual estoy integrada en esta auditoría, está compuesto por personas muy capacitadas. Tienen mucha paciencia y entrega –justiprecia de entrada–. Me han dedicado tiempo… bastante. Y eso me permite ir respondiendo, cada vez mejor, a lo que se espera de mi trabajo”.
Ella no tiene dudas, quiere ser auditora cuando termine su adiestramiento en la Contraloría. Y sabe bien por qué: “…me interesa andar por la legalidad, conocer lo que se debe hacer y cómo hacerlo correctamente, para poder enseñar y exigirlo después. Nuestro trabajo, más que correctivo es preventivo. Lo dijo Martí, en prevenir está todo el arte de salvar.
“Tenemos con nosotros en esta auditoría -agrega-, a una estudiante de tercer año en mi especialidad: Katherine Playa Rodríguez. Y está aprendiendo “por anticipado” lo que recibo ahora. Ya revisó Acción y Prevención de Riesgos, el análisis de los estados financieros y, luego, el proceso de entrega y recepción de cargos. Aprendió mucho, y me dijo: cuando termine mi carrera y sea parte de un colectivo laboral, lo voy a organizar todo según la guía de auditorías que se facilita a cada institución”.
Micreidis tiene apenas 20 años, pero ya ha definido muy bien cuál será su quehacer futuro: “Si trabajas por esa guía, no tienes por qué incurrir en ilegalidades ni temer a que se controle tu trabajo. Estarás haciendo, sencillamente, lo que se espera de ti: ser la contraparte económica de la Dirección, cuidando el dinero del Estado, no permitir desvíos de recursos, no sobrantes ni faltantes; cada peso invertido rindiendo lo que debe rendir”.
La comprobación nacional al Control Interno efectuada a varias entidades del municipio especial, constituyó un entrenamiento adicional para esta recién graduada. Como se esperaba al incluirla en el ejercicio, lo aprovechó y supo valorarlo en su proyección personal a largo plazo, “…siempre existe el camino correcto, existe la Ley y está para ser cumplida por todos, por nosotros y también por los auditados. Como referencia, desmenuzándola, están las indicaciones, legislaciones y normas. Conocerlas y aplicarlas es la única forma de evitar caer en los daños económicos. Evitándolos, más productos tendremos y de mayor calidad. A jóvenes como nosotros corresponde lograrlo”.
La conversación con esta joven auditora, compenetrada con la utilidad social de su desempeño profesional, aporta todo un símbolo. Forma parte de la nueva generación que se prepara para servir allí, donde es más útil. Otro relevo que arrima su hombro sin escatimar esfuerzos, que ve en el trabajo honrado su razón de ser, la fuente de todos los beneficios sociales y personales.