
Celia Pantoja Arrechea es una joven madre que no piensa solo en sus pequeños ni en su familia.
“En estos momentos difíciles en que debemos permanecer en casa mucho podemos hacer desde el hogar y el barrio para compartir lo que tenemos y hacerles la vida más grata a los niños, a los otros vecinos y a uno mismo, porque hace muy feliz sentirse útil y servir a los demás”, confiesa orgullosa de la donación realizada a los muchachos de calle 32 interior, entre 3ra. y 5ta., en Sierra Caballos.
“Es algo sencillo, jugos naturales y tostadas que preparé para ellos con mucho amor con los recursos disponibles y la ayuda de mi familia”, explica con humildad la también trabajadora que dijo estar “agradecida de los esfuerzos hechos aquí para proteger a cada persona, principalmente a los más vulnerables, como mi mamá Aida, que mantiene su tratamiento gratuito de hemodiálisis de forma sistemática en el hospital”.

Con el respaldo de su CDR 2 de la zona 87, nasobucos en grandes y chicos, entre otras medidas de protección, entregó esos alimentos que con agrado recibieron los niños, entre ellos uno encamado, y dijo que piensa hacer otras contribuciones porque, asegura, “la solidaridad es algo que no puede faltar en esta lucha que libra Cuba contra la pandemia en medio del feroz bloqueo imperialista”.

En el desprendimiento de esta sencilla joven deslumbra con luz propia la grandeza de las madres cubanas con aportes que van más allá de los materiales.