Este hombre de una bravura a toda prueba, como su estirpe familiar, destaca por ser excelente jinete y tener tal destreza con el machete que aterra al enemigo, entonces lo bautizan con el apelativo de “León de Oriente”.
José Marcelino Maceo Grajales, quien nace el dos de febrero de 1849, marcha a la manigua junto a sus hermanos a solo unos días de comenzar la contienda por la independencia de Cuba, el Diez de Octubre de 1868, bajo el mando de Carlos Manuel de Céspedes, y dedica a la causa de la lucha contra el yugo opresor español 25 de los 47 años vividos.
Acompaña y respalda a su hermano Antonio en la histórica Protesta de Baraguá del 15 de marzo de 1878 contra el Pacto del Zanjón.
Es uno de los iniciadores de la Guerra Chiquita en Santiago de Cuba y al concluir resulta prisionero y lo conducen a cárceles españolas, de donde escapa en 1884.
Se incorpora a los preparativos del plan Gómez-Maceo, entre 1884-1886 y junto a su hermano Antonio viene a Cuba en la goleta Honor que desembarca el primero de abril de 1895, en Duaba, Baracoa.
Libra centenares de batallas, diez veces riega con su sangre la tierra de la Patria y a pesar de las 19 heridas en su cuerpo jamás claudica. Combatiente de las tres guerras de independencia del siglo XIX cubano comienza como soldado hasta alcanzar el grado militar de mayor general.
El cinco de julio de 1896, en un combate con tropas españolas en Loma del Gato, cae herido de un balazo en el cráneo y otro en el pecho, a las 3 y 20 de la tarde de ese día rinde sus armas a quien único pudo vencerlo: la muerte.
Este dos de febrero al conmemorarse el aniversario 174 de su natalicio, evocamos con admiración al Mayor General José Maceo con su hoja de servicios brillante y la lealtad de jamás claudicar.
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