Honor a la Mariana de Cuba y de todos

(…) una mujer excepcional que simboliza por su estirpe y heroísmo a las que durante toda una generación rompieron los moldes que les imponía la sociedad colonial y ocuparon su lugar en la lucha por la independencia de la Patria.

Mariana Grajales representa la rebeldía y el patriotismo de la mujer cubana en todas las épocas, y su historia extraordinaria ha constituido ejemplo y estímulo para las combatientes, para las madres revolucionarias que a lo largo de más de un siglo de gloriosas batallas dedicaron lo mejor de sus fuerzas a las gestas de la libertad y la soberanía de nuestro pueblo.

Así relató Vilma Espín Guillois al referirse a la madre de los Maceo Gra­jales, esa mujer que consagró su vida a la lucha por la independencia de Cuba a la que entregó, con amor de madre y orgullo de patriota, a todos sus frutos y alentó a su esposo a seguirlos, convirtiéndose de inmediato en una mambisa irreductible.

Dentro de unos días se conmemorará un aniversario más de su nacimiento. Mariana Grajales Cuello, insigne patriota de las gestas libertarias de Cuba vino al mundo el 12 de julio de 1815.

Con esta fecha aparece inscrita en el libro de bautismo de la parroquia de Santo Tomás, ubicada en lo que es hoy parte del centro histórico de la Ciudad Heroica, aunque la mayoría de las fuentes citan al 26 de junio de 1808 como la fecha del nacimiento.

Cada cubano abraza alguna anécdota relacionada con esta santiaguera, hija de padres dominicanos: José Grajales y Teresa Cuello, porque rememorarlas es mantener viva, en la formación de las nuevas generaciones, la grandeza de la estoica heroína.

Su hogar, caracterizado por un clima de humildad, cargado de sólidos principios morales que marcaron para siempre el carácter de Mariana, fue sin duda esa fragua donde aprendió a condenar los atropellos y crímenes de la esclavitud.
Por su condición de negra y pobre no pudo recibir la debida instrucción, la cual suplió con su inteligencia natural y su comprensión de los problemas de la época que le tocó vivir. Así se hizo una mujer de principios rígidos.
De su vientre nacieron héroes de la talla de José, Marcos, Julio, Rafael y Antonio Maceo, a quienes educó para que siguieran el camino que conducía a la libertad de la Patria. Todos ellos, al igual que sus hijas, fueron valientes que enfrentaron con hidalguía y honor la hegemonía del colonialismo.

Serena ante el dolor, máxime si vio morir a muchos ante la falta de medicina o alimentos adecuados.

Se casó muy joven con Fructuoso Regüeiferos y enviudó siete años después del matrimonio, pero con él también procreó futuros soldados de la independencia a los que ayudó a criar su segundo esposo, Marcos Maceo, que conocía de las luchas libertarias de Suramérica, en particular de Venezuela.

Los crió a todos en igualdad de condiciones con respecto a su propia prole.

Este 12 de julio la recordaremos como es Mariana de todos, esa mujer fuerte que todos llevamos dentro para superar cualquier obstáculo.

 

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