
Con la fuerza simbólica que marca el nacimiento de una nueva tradición fue desenvainado por el sucu suco la Réplica del Machete de Máximo Gómez que, entre tantas distinciones, le fuera otorgada a Ramón Rives Amador, Mongo Rives, máximo exponente de este género emblemático de lo pinero en la música.
El gesto formó parte del homenaje que –apenas a unos días de su fallecimiento– se rindiera al Maestro por su 93 aniversario del natalicio, efectuado este miércoles nueve de febrero en la Casa de Cultura santafeseña que así honra su legado artístico y compromiso patriótico y revolucionario.
Marilín Rives Soto, hija del Rey del Sucu suco, recibió, en su nombre, el Sello por el 60 Aniversario de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac) post mortem, de manos del presidente de la institución pinera, Rafael Carballosa Batista, quien le reconoció, además, su condición como fundador de la Uneac en el territorio.

Como en tantas ocasiones, el actual Septeto Pinero de Mongo Rives, continuador de La Tumbita Criolla, amenizó los bailes que se presentaron, ejecutados por instructores y aficionados, quienes remarcaron las características danzarias del género que deben preservarse y ser trasmitidas como patrimonio cultural.
El homenaje estuvo presidido por Yusdanka Rodríguez Fuentes, miembro del Buró Ejecutivo del Partido, y concluyó con una peregrinación hasta el monumento que perpetúa su recuerdo en el parque central de La Fe.
Allí fue depositada, por pioneros continuadores de su obra, una ofrenda floral que desde ahora se suma a la nueva tradición y comprende el desenfunde por el sucu suco del histórico machete mambí.
El 21 de enero último falleció el máximo promotor del género musical convertido por su agrupación artística en emblema de la pineridad que reafirma la cubanía y entre otras distinciones se le confirió, además, el Premio Nacional de Cultura Comunitaria otorgado por el Consejo Nacional de Cultura, y Vanguardia Artística del Sistema de Casas de Cultura, la Distinción por la Cultura Nacional.
Entre sus interpretaciones están Yo quiero Bailar con María Elena; Dame el rabito del lechón; Linda pinerita; Catalina, mi vecina; Se quedó sin ropa el chivo y Santa Fe, pueblo querido, que llevó a innumerables guateques en campos y demás escenarios.
El singular músico comenzó desde temprana edad con la promoción del contagioso ritmo y fundó su quinteto, al que llamó Tumbita Criolla, con el cual debutó a finales de 1945. Por más de cuatro décadas compartió su arte desde su condición originaria de artista aficionado y grabó en el 2002 su primer disco de estudio.