
Sitios históricos que existían en la Isla de Pinos hace un siglo atrás fueron rescatados este 13 de marzo, fecha esencial para la Isla de la Juventud, pues justo ese día de 1925 fue ratificado el Tratado Hay-Quesada, que reconocía la soberanía de Cuba sobre este territorio.
La restitución del asta de la bandera que muchos años atrás se ubicara en el pedestal donde hoy se encuentra el busto de José Martí, en la escuela elemental de arte Leonardo Luberta, fue una de las principales actividades en esta jornada donde, luego del toque de silencio, ejecutado en la trompeta por una músico profesional, Roberto Unger, historiador de la ciudad, expresó:
“Todas las acciones que estaremos realizando nos obligarán a hacer una reinterpretación de este espacio físico, porque inauguraremos diferentes objetos que al final van a darnos una idea de qué es lo que se pretende desde el punto de vista no solamente histórico, sino también patriótico y cultural.
“Este monumento a la bandera data de 1925 y no fue colocado de manera festinada, porque este era el espacio que entre el 13 de octubre y el 18 de diciembre de 1870, José Martí, nuestro héroe y Apóstol, tenía que venir para rendir cuenta de su presencia en calidad de deportado político por la condena de infidencia. Por lo tanto, es un importante argumento para preservar este histórico lugar.
“Lo otro que queríamos destacar es que este centro se llamó Luis de la Masa Arredondo, quien fue uno de los principales colaboradores que tuvo el alcalde de Isla de Pinos, Juan Manuel Sánchez Amat y fueron los que abortaron la sedición anexionista de los colonos norteamericanos en noviembre de 1905.
“Se colocó aquí, porque los principales custodios de ese patrimonio de la patria, de esa reliquia de nuestro pueblo, son los niños, adolescentes y jóvenes, las nuevas generaciones”.
En la tarde de ayer, también fue develada una tarja en honor a Cosme de la Torriente en el parque Lacret. Ante las máximas autoridades del Municipio, invitados y una representación del pueblo, Guillermo Maquintoche, especialista del Centro Municipal de Patrimonio Cultural manifestó:
“Nos hemos concentrado en este sitio del parque José LacretMorlot para rendirle merecido homenaje al patriota cubano Cosme de la Torriente y Peraza, quien con su fina labor diplomática logró coronar el proceso de ratificación del Tratado Hay-Quesada por parte del gobierno de los Estados Unidos en 1925. Un 24 de junio de 1951, en este mismo lugar, notables patriotas de toda Cuba, junto al pueblo pinero, develaron un monumento a Torriente. Hoy develaremos la tarja, que constituye el testimonio material de aquel acontecimiento, la cual era parte de la obra que aquí se levantó en aquel año”.
El doctor en Ciencias Históricas Jorge Renato Ibarra Guitart, profesor e investigador cubano, quien ha profundizado en el estudio de esta figura, declaró:
“Estoy muy agradecido de tener la oportunidad de estar en este acto recordatorio de la labor ejecutiva y muy eficiente de Cosme de la Torriente en el rescate de la soberanía nacional de Isla de Pinos. Desde muchos años antes ya Cosme tenía en mente que era preciso devolverle la soberanía, como un primer paso hacia la eliminación de la Enmienda Platt, lo cual planteó como estrategia.
“Cuando llega a los Estrados Unidos no se encuentra muy fácil la labor porque el presidente Coolidge, que es quien lo recibe, lo hace de forma áspera y trata de jugar con él y manipular su opinión. Además, previo a su visita ya había dado a conocer que no ratificaría el Tratado”.
El destacado académico hizo un breve recuento del accionar de de la Torriente para lograr la firma del documento. Al concluir resaltó que ese hombre de la diplomacia, “recibió la designación de presidente de honor de las Naciones Unidas. Que un cubano tuviera ese reconocimiento era muy importante”.
Como último lugar, y no menos significativo, se inauguró el sitial histórico con el busto de Martí, allí en el parque, del cual significó la investigadora y especialista de Patrimonio, Beatriz Gil que “el antiguo Plaza de Armas, es el único en Cuba que guarda el recuerdo de la presencia real de José Martí, cuando todos los domingos tenía que cumplir el pase de lista que hacían las autoridades coloniales, durante su destierro en Isla de Pinos en 1870”.
“Esta modesta imagen que inauguramos hoy” dijo al cierre de su intervención, “acompañará al pueblo pinero hasta que sea posible lograr una que esté a la altura de su grandeza, porque la grandeza está en la verdad y la verdad en la virtud”.

