Fidel, de acusado en acusador

“Habla un lenguaje distinto…eran irrebatibles sus palabras tan sinceras, apasionadas, didácticas, convincentes, emotivas…los guardias, empleados del hospital, todos escuchan la autodefensa en un silencio nunca antes oído”, escribe Martha Roja Rodríguez, autora del libro El juicio del Moncada.

Foto: Internet

La audaz reportera tiene el privilegio de escuchar al doctor Fidel Castro Ruz pronunciar su alegato de autodefensa, conocido como La historia me absolverá y nombrado después el Programa del Moncada, de indiscutible trascendencia para su época y el futuro.

El inesperado aviso del Palacio de Justicia del traslado de la “Sala Primera. Causa 37, hacia el hospital civil”, no le impide llegar a la salita de estudio de las enfermeras del hospital civil santiaguero Saturnino Lora, donde Fidel en su condición de abogado asume su propia defensa el 16 de octubre de 1953, en el juicio que le realizan arbitrariamente separado de las demás sesiones, que sigue la tiranía batistiana a él y a sus compañeros participantes en la gesta heroica de los asaltos a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, en Santiago de Cuba y Bayamo, respectivamente.

Y es que Fidel de acusado deviene acusador: denuncia los crímenes atroces cometidos por la soldadesca del Ejército y la Policía contra sus compañeros arrestados el 26 de Julio y los problemas sociales que afectan el país, plantea la forma en que se planifica el asalto y presenta su programa de gobierno si hubiera triunfado.

Señala la necesidad de luchar por alcanzar el poder político para resolver los males existentes en la nación resumidos en los problemas de la tierra, industrialización, la vivienda, el desempleo, la educación y la salud, además de hacer realidad tantos sueños del pueblo, a quien le hicieron promesas y más promesas sin jamás cumplirlas.

El líder de la Generación del Centenario proclama a José Martí, a su pensamiento y acción, como el Autor Intelectual del Moncada y enfatiza: “…Céspedes, Agramonte, Maceo, Gómez y Martí fueron los primeros nombres que se grabaron en nuestro cerebro…; se nos enseñó que el Titán de Bronce había dicho que la libertad no se mendiga, sino que se conquista con el filo del machete…Y no cupo duda que aquel hecho era la continuidad histórica de nuestras guerras de independencia”.

En las palabras finales de su alegato, expresa: “Condenadme, no importa, la historia me absolverá”. Casi sin deliberar, el Tribunal dictamina 15 años de prisión, pero no le sorprende la condena.

Arriba a la cárcel de Isla de Pinos, donde memoriza y reconstruye aquel documento rector del programa de la Revolución desde que se gesta en la Sierra Maestra y la clandestinidad, impreso y distribuido a cada rincón del país clandestinamente en 1954, a pesar de la feroz persecución desatada por la tiranía tras los hechos ocurridos en la mañana de la Santa Ana, en el año del centenario del Apóstol de la Independencia de Cuba.

Este 16 de octubre llega a los 71 años de Fidel pronunciar su alegato jurídico político de autodefensa y la historia lo absolvió al cumplirse con creces lo prometido, además de significar no solo un cambio en el rumbo de la historia de Cuba, sino también en la propia historia del continente.

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Historia Isla de la Juventud
Mayra Lamotte Castillo
Mayra Lamotte Castillo

Licenciada en Periodismo en la Universidad de La Habana; tiene más de 40 años en la profesión.

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