Escuela en la cárcel de la colonia penal

Por MSc. Nancy Ramírez Ramos (*)

FOTO: Archivo

España, establece el Decreto Real en abril de 1834 mediante el cual disponía que Isla de Pinos era una Colonia Penal, una cárcel; muchos fueron los hombres y mujeres, condenados a esta cárcel, que era Isla de Pinos, por diversas causas. Entre ellos el joven habanero Raimundo Cabrera, por sus ideas independentistas, quien permaneciera unos diez meses y escribiera un libro (Mis buenos tiempos de juventud), sobre su estancia aquí, a través del cual podemos conocer lo que era este territorio entre 1869 y 1870. También estuvo confinado el joven patriota José Julián Martí Pérez, entre el 13 de octubre y el 18 de diciembre de 1870.

Extensa sería la lista de jóvenes que de distintas partes de Cuba fueron enviados a esa colonia penal por causas que en ocasiones no mediaba ningún proceso jurídico.

En los finales del siglo XIX e inicios del XX, la Isla fue considerada por los Estados Unidos en la órbita de la política imperialista, saquearon sus recursos en función de sus intereses, construyeron el Presidio Modelo e impusieron la Zona Franca y la Zona Turística. Cientos fueron enviados primero a construir el Presidio Modelo como presos y otros llegarían luego a ese Reclusorio Nacional para Hombres, por diversas causas e incluso como campo de concentración durante la Segunda Guerra Mundial.

Revolucionarios como Pablo de la Torriente Brau, José Ramón Fernández, Jesús Montané Oropesa, Armando Hart Dávalos, y aquel grupo de jóvenes juzgados por los asaltos a los cuarteles Carlos Manuel de Céspedes en Bayamo y Guillermón Moncada en Santiago de Cuba, el 26 de julio de 1953.

Desde el 13 de octubre de 1953 hasta el 15 de mayo de 1955, este grupo es condenado en el Presidio Modelo, y tal vez los que decidieron esa cárcel pensaron que estarían aislados, alejados de la familia, amigos, de su residencia y del mundo.

Sin embargo, en esta ocasión fue diferente la cárcel para aquellos jóvenes. Por el contrario, allí fundaron la academia Abel Santamaría y la biblioteca Raúl Gómez García, convirtieron la cárcel en escuela, impartieron diferentes asignaturas, como Historia, español, Matemática, Economía, Filosofía, Oratoria, entre otras, en ella no se perdió el tiempo, elevaron sus conocimientos, se forjó y maduró el pensamiento.

Al respecto expresó Fidel Castro en carta a Ñico López el primero de enero de 1955:

“…de más está decirte que no considero que en la prisión se pierda inútilmente el tiempo, por el contrario, aquí estamos preparando ideológica e intelectualmente la vanguardia y los jefes de nuestro movimiento…”.

A pesar de su condición de preso, esa estancia le permitió tener una mayor visión de cómo el gobierno de Fulgencio Batista había convertido a Isla de Pinos en cárcel y en un espacio para concretar los fines de la política del gobierno de los Estados Unidos en Cuba y en la región. También sirvió para estrechar las relaciones entre el pueblo de Cuba, los presos y la población pinera, en las que fueron esenciales la casa de la familia Montané Oropesa y las células pineras del movimiento revolucionario 26 de Julio.

Todos generaron un movimiento de masas y unidad que logra en mayo de 1955 la Ley de Amnistía en favor de los moncadistas.

FOTO: Archivo

La historia local y nacional no puede ser explicada sin tener en cuenta la construcción del Presidio Modelo, su existencia y su desintegración como cárcel. Aquel 15 de mayo de 1955, el grupo de jóvenes revolucionarios al salir del Presidio fueron a varios lugares, entre ellos a la finca El Abra donde radica la casa museo que testimonia la presencia física del Apóstol y ratificaron que continuarían luchando por las ideas de José Martí, Autor Intelectual de las acciones del 26 de julio de 1953, y se personaron en el hotel Isla de Pinos, hoy Parque 15 de Mayo en Nueva Gerona, donde se concentraban los medios de prensa nacionales. Allí Fidel Castro ofrece una conferencia de prensa donde reitera la firme decisión de continuar la lucha.

Declara su absoluta convicción en el derrocamiento de la tiranía de Fulgencio Batista y entrega a la prensa un manifiesto dirigido al pueblo de Cuba en el que señala: “No debe olvidarse nunca que los cubanos amamos la paz; pero amamos más la libertad…”.

En la noche viajan en el barco el Pinero donde ya se habla de qué nombre ponerle a ese movimiento revolucionario, al amanecer son recibidos en el puerto de Batabanó por los revolucionarios y militantes del Partido Ortodoxo, toman el tren que los conduce a la Estación Central de La Habana donde son recibidos por el pueblo que había luchado por su libertad.

Por todas esas razones, los cubanos y en particular los pineros estamos convocados a celebrar el aniversario 70 de esta trascendental fecha histórica de forma diferente dada la compleja situación en que vivimos no solo a escala local sino a nivel mundial, sin olvidar que esa construcción que fuera el Presidio Modelo es Monumento Nacional, que es parte del Patrimonio que atesora una historia repleta de los sueños, el pensamiento revolucionario y las ideas de Fidel que se hicieron realidad en esta segunda ínsula cubana, convertida en vitrina de la obra de la Revolución hasta nuestros días.

Lo conquistado hay que defenderlo hoy, sin olvidar el ayer para proyectar el futuro del país que queremos, de la Isla de la Juventud que proyectó Fidel y que estamos todos convocados a continuar su defensa y desarrollo.

(*) Presidenta de la filial municipal de la Unión de Historiadores de Cuba

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