¿Eran waraos los Siboney aspecto Guayabo Blanco pineros?

Al explicar las posibles rutas migratorias seguidas por los pobladores de Cuba y el resto de las Antillas se les considera provenientes de la Florida, Belice, Honduras, Yucatán y América del Sur.

Sus casas se construyen sobre el agua, con pencas de temiche de hasta diez metros de largo

De tales hipótesis se acepta como más cuantiosa y probable la del origen sudamericano que tiene a favor distintos factores: los tramos de mar son más cortos ascendiendo a través del arco antillano de este a oeste, y la navegación entre islas, en esa dirección, es favorecida por los vientos y corrientes marinas.

Los españoles, a poco de su llegada a Cuba, observaron que los aborígenes no eran iguales ni hablaban la misma lengua. Al respecto, trabajos investigativos de diversa índole que se han venido desarrollando desde 1962, permiten formular con cierto grado de seguridad un esquema básico para la ubicación cronológica de las comunidades primitivas en Cuba. Guía mínima, pero imprescindible para comprender la interacción entre estas o el solapamiento entre culturas.

El arribo a Cuba de los grupos culturales o etnias que entraron por la parte oriental del territorio: Taíno, Subtaíno y Mayarí, es muy posterior –como se muestra en la tabla anterior– a los primitivos pobladores, cuya presencia es preponderante no solo en el tiempo sino también por la extensión del área geográfica que ocuparon.

Nótese el ancho de la hamaca o chinchorro

“En el año 1000 a. C., aproximadamente –según el lingüista Julian Granberry (*)–, una segunda migración a las islas comenzó desde la costa extremo oriental de Venezuela. Estos migrantes hablaban una forma temprana del warao, lengua sin relación con las aruacas (…)”.

Redacción digital

El guarauna o warao moderno (en realidad son dos tipos diferentes, con las variantes kokuina, hoanarao, arawao y wasay) sobrevive hoy como lengua vibrante, expresiva y rica en metáforas, usada por los aborígenes del Delta y el Alto Orinoco, en Venezuela. Véase la belleza de los siguientes ejemplos:

Bigote: Las plumas de la boca.

Inteligente: De cabeza rápida.

Amigo: Mi otro corazón.

FOTO: Wiltse Javier Peña Hijuelos
FOTO: Wiltse Javier Peña Hijuelos
FOTO: Wiltse Javier Peña Hijuelos

La presencia de toponimia warao se conserva en la actualidad como un legado imperecedero a lo largo de la entera cadena de islas de Las Antillas. Y, por supuesto, hay un número de estos waroides en Cuba.

–Camujiro: área de agua mineral cerca de Camagüey (warao: ka-mu-hi-ro: tronco de palmeras.

–Guara: asentamiento en la provincia La Habana (warao: wara: garza blanca.

–Guaniguanico: área en la región del extremo occidental y el cabo de San Antonio en Pinar del Río (warao: wani-wani-ku: tierra del poniente de la luna.

–Hanabana: una sabana y un río en la provincia Matanzas (warao: hana-bana: güines.

–Júcaro: río en la Isla de la Juventud, también un rancho cerca de Cienfuegos y una aldea de Camagüey (warao: hu-karo:  horqueta de doble punta.

–Bacunagua: pueblo en Pinar del Río (warao: baku-na-wa: no hay tortugas ahí.

Brevemente, existe un número de topónimos waroides en La Española y Cuba que permiten considerar una ocupación proto-warao de las pequeñas y grandes antillas antes del asentamiento de pueblos hablantes de lenguas aruacas, como los Caribes.

LOS DEL OCCIDENTE CUBANO,
OTROS POR SU LENGUA

Esta misma presencia warao –como hemos indicado, hablante de dos lenguajes distintos, con sus variantes–, tan abarcadora geográficamente, quizás explique mejor que ningún otro argumento por qué los aborígenes del occidente cubano no se entendían lingüísticamente con sus congéneres del resto del país, como lo constató Cristóbal Colón en su segundo viaje.

Entonces el Almirante hizo un recorrido de unas 333 millas por el sur de Cuba, y a la altura de lo que es hoy Surgidero de Batabanó su intérprete no logró comprender lo hablado por los aborígenes de esa zona. Apenas un poco más adelante, en la aldea de Guanímar, Diego –el referido traductor indígena– sí encontró a un individuo, uno solo, con el cual logró entenderse. Este confidente, viendo el deplorable estado de salud en que se encontraba la tripulación descubridora y Colón mismo, con toda probabilidad le avisó de las aguas medicinales que existían en frente, en Guanaja (hoy Isla de la Juventud).

Al otro día, toda la tripulación es obligada a firmar lo que se conoce como Acta de Pérez de Luna  –reconocía a Cuba como continente, no isla– y las tres carabelas cambian de rumbo y enfilan para la islita curativa, adonde arriban el 13 de junio de 1494. Allí permanecen por espacio de 12 días, más tiempo que en cualquier otro punto de aquel largo periplo costero. Evidentemente, recuperaban salud y se reaprovisionaban de alimentos al tiempo que mejoraban el estado, también deplorable, de sus embarcaciones.

TOPÓNIMOS WAROIDES EN GUANAJA

La existencia de los aborígenes encontrados aquí por Colón, catalogados ahora por su ajuar como Siboney, aspecto Guayabo Blanco, se concreta no solo en los residuarios y ornamentación pictográfica de numerosas cavernas, sino también en topónimos pineros actuales tan significativos como el ya referido waroide Júcaro (la desembocadura del río conforma una horqueta de doble punta), más Siguanea, Cayama y extensas áreas geográficas relacionadas con su presencia: Sao del Indio, Los Indios y cayo Los Indios.

Es sugerente el hecho de que las pictografías del sur pinero, en específico las descubiertas en las cuevas de Punta del Este, estén fechadas con unos 1 000  años de antigüedad, antes de la era actual; lo que las hace coincidentes con el arribo de los hablantes del proto-warao.

Supuestamente, los aborígenes pineros, Siboney aspecto Guayabo Banco, habían desaparecido medio milenio antes del arribo de los conquistadores españoles, o sea, no pudieron tener contacto con estos. ¿Cómo explicar entonces que los conquistadores consignaran en sus mapas topónimos waroides o extensas zonas y cayos habitados por indios? ¿Quién les informó? ¿Quiénes sino waraos eran esos indios?

“Los waraos (…) en su audacia migratoria –asevera el acucioso investigador Antonio Núñez Jiménez– poblaron las antillas menores y mayores hace unos 2 000 años, y cuyas postreras oleadas arribaron a Cuba pocos años antes de Colón” .

 

 (* ) El experto lingüista Julian Granberry dice sucedió  alrededor del 1000 a.n.e.

Continuará… COMUNIDADES GENTILICIAS EN CUBA

 

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