Dicen que grano a grano se llena el buche de la gallina, y este concepto –aunque expresado en forma poco elegante– se acerca mucho a la verdad, en especial cuando se trata de contribuir al presupuesto del Estado; un saco donde, solo en el año anterior, debimos poner más de 80 granos (millones de pesos) y por tantos avatares como debimos confrontar entramos con poco más de 36.
Apunto estos datos para dar una idea de cuán significativo resulta el trabajo de la Oficina Nacional de Administración Tributaria (Onat), referido incluso a un pequeño territorio como el Municipio. Los pineros no resolvemos los problemas centrales del Estado cubano, cierto, pero lo fortalecemos con nuestro aporte al presupuesto y evitamos nos subvencionen con insumos y prestaciones que de otro modo se convertirían en una carga para el resto de la nación.
En este rango de economía, como en la familiar, las cuentas hay que sacarlas en doble sentido: si aporto un millón evito me subvencionen con otro tanto. En conclusión, funciona como si de dos millones se tratara. Uno que aporto y otro que se ahorra.
Es dinero retornado a mis manos, o sea, a mí y a mi familia. Viene a través de la Salud Pública –¿cuánto costaba cada vacuna contra la covid-19? ¿Cuánto pagaron usted y los suyos por cada consulta, por el servicio de enfermería, por cada inmunización…?–, viene con la Educación, la Cultura, el Deporte…, las compotas, la leche, el pan, las medicinas y tantas cosas que estamos acostumbrados a recibir de a gratis o muy baratas cuando en otros países cuestan muy caro. Es dinero que se redistribuye en beneficio de toda la población.
La disciplina tributaria facilita que así sea. El aporte individual temprano aceita la cadena, hace que el Estado cubano, a comienzos de año, tenga más dinero para moverse sobre seguro. Le ayuda a conocer cuánto puede disponer en cada momento y hasta dónde puede invertir o negociar. Dicho en buen cubano: sin tanteos, puede estirar el pie hasta donde alcance la sábana.
Para que así sea el presupuesto necesita ser fortalecido con el aporte de cada uno de nosotros. Quienes ganen más, harán una mayor contribución. Nada más justo.
La actual campaña tributaria comenzó con el año y termina el 30 de abril. Hasta el 28 de febrero recibirán un descuento del cinco por ciento quienes se acojan al Pronto Pago, y si lo hacen a través de Transfermóvil se les beneficiará con otro tres por ciento.
Que la mayor cantidad de contribuyentes reciban tales beneficios depende, más que del interés, de la comprensión personal. Este momento, cuando nuestra sociedad –asediada sin tregua– se recupera de una tenebrosa pandemia como las que asolaron a la humanidad en la Edad Media, lo requiere. No hay derecho a ser moroso.