Eléctrico de abordo, presentarse en…

Reparaciones con piezas de segunda mano. Entender tecnologías diferentes y componerlas de forma adecuada. Como recursos, solo experiencia e intuición

Rodolfo Antonio, el eléctrico de abordo en el Combinado Lácteo/ FOTO: Wiltse Javier Peña Hijuelos

“Un barco es una ciudad. Tiene su propia planta eléctrica, y de ella depende todo…” eso me dijo un viejo amigo, quien navegó en grandes mercantes y estuvo a cargo de que tal sistema trabajara sin interrupción porque “el barco, en travesía, no puede detenerse ni dedicar tiempo a reparaciones”.

Cierto que allí los sistemas están duplicados, y el de reserva debe estar listo para sustituir al principal, pero… las roturas son imprevisibles. Y el eléctrico de abordo –como se denomina informalmente a este especialista– debe ser capaz de atender a todo, hacerlo en el menor tiempo y remediar por sí mismo.

En la Unidad Estatal Básica Lácteo Cristóbal Labra, que radica en La Fe, ocurre lo mismo. Es como una gran nave en travesía, todo depende de sus motores eléctricos y no se puede interrumpir la producción porque ocurra una rotura imprevista.

De existir un sistema de fonía, como en los barcos, en cualquier momento del día o la noche, se escucharía “…eléctrico de turno, preséntese en…” Y el llamado estaría convocando a Rodolfo Antonio Martínez Peña, el hombre por cuyas manos (de un modo u otro) pasan todos los lácteos de producción estatal que llegan a nuestras manos.

“Nací en Tacajó, en la provincia Holguín
–rememora–, y lo mío fue siempre la electricidad. Arranqué con el servicio militar, en la unidad de radares (aquí en la Isla), y luego me hice técnico medio, en Barbosa, La Habana. Luego fui el eléctrico… en diferentes empresas, hasta llegar a este Combinado de donde casi nunca salgo. Aquí desayuno, almuerzo, como y duermo… como si fuera mi hogar”.

Rodolfo Antonio cumplió ya los 69 años, y está reincorporado donde mismo se jubiló. Siempre al tanto de una cincuentena de motores que como una camada de polluelos pían a su alrededor con diferentes voltajes, demandando enrollados, ajuste de controles, mantenimiento y atenciones constantes.

Y no solo esto. También son frecuentes los encargos de menor envergadura: reparar ventiladores, optimizar conexiones de un cuarto de producción, instalar o cambiar una lámpara de techo o mejorar la iluminación en cualquier área.

“Las reparaciones se hacen con lo que tengamos a mano, casi siempre a partir de motores descontinuados cuyas piezas pueden utilizarse como repuestos de segunda mano. Con eso salimos adelante, y la producción no se detiene”.

Son motores de varios tipos, marcas y países. Lo que dificulta el intercambio de piezas tanto como la interpretación de manuales y su correcta explotación. Abundan los textos en inglés, alemán, italiano y ruso pero… Rodolfo Antonio no es políglota. Solo los muchos años, la experiencia y la intuición le acompañan frente a cada tropiezo. Y ha de resolverlos acertadamente como el eléctrico de abordo, en solitario y a muchas millas de la costa, navegando una gran travesía que no puede detener para hacer reparaciones.

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