El 21 de marzo se rompe el corojo en La Cotorra

Benito Ortiz tenía 48 años cuando logró convertirse en el alcalde de esta isla, el primero de julio de 1912. No era cubano sino español, de Burgos. Vivía en Nueva Gerona, en la calle ¡Benito Ortiz! Ya podrán imaginarse el personaje, si tenía hasta calle antes de ser alcalde.

La Cotorra, escultura emblemática de Agua Santa/ FOTO: Wiltse Javier Peña Hijuelos

Claudio Conde Cid era arrendatario del manantial de Magnesia, en Santa Fe. Y tenía un negocio en aumento, floreciente: envasaba sus aguas y las exportaba al resto del país con el nombre de La Cotorra, así las había bautizada en 1905. Con ese nombre se hicieron famosas. Pero don Benito ambicionaba este negocio.

Ortiz era dueño del manantial de Magnesia, a la entrada de Gerona, y quería vender sus aguas, desplazando a Claudio. Por eso se aprovechó de que su arrendamiento había caducado el 22 de agosto, y como él no interrumpiera el trabajo –confiado en que, como siempre, le concederían un nuevo contrato–, Benito se valió de uno de sus tantos amigotes, el entonces concejal don Fernando Villegas y Villegas, tan español como él mismo, y lo acusaron de estar cometiendo “un delito de fraude”.

Eran la autoridad, el poder, y Claudio no se desgastaba en batallas perdidas de antemano. Nadar contracorriente no era lo suyo. Pagó los 1 200 pesos-oro con que le penalizaron, recogió trebejos y se mudó para el manantial Agua Santa, de su propiedad. Para más especificaciones, Lote número 161 del nuevo reparto de Santa Fe. Allí continuó exportando agua pinera “La Cotorra”, aunque no fuera la misma.

DONDE ESTUVO EL ORQUIDEARIO

Hasta el paso del ciclón Gustav en agosto del 2008, en Agua Santa, junto al manantial donde Conde Cid embotellara sus aguas, se fomentaba un orquideario con el nombre La Cotorra, destinado a concentrar y dar a conocer las representantes pineras de esta especie.

En la actualidad y calle por medio, avanza un pujante proyecto agroturístico liderado por Raudel Rives Pantoja y su esposa Annerys Rivas Ávila, a quienes se juntan –para el sostenimiento de una prestigiosa minindustria– sus dos hijos, algunos parientes y varios trabajadores.

A este empeño ahora se le suman el área del antiguo orquideario y su histórico  manantial.

“Nos proponemos rescatar el antes y después de este lugar –adelanta Annerys–, para crear una sala museo bien documentada, donde recibamos a los visitantes, les demos el brindis de bienvenida y la explicación de cuánto tendrán por oferta.

Raudel hace el trabajo más riesgoso, pone las alfardas del techo/ FOTO: Wiltse Javier Peña Hijuelos

“Las orquídeas no pueden faltar, de hecho ya tenemos las primeras cuatro, aportadas por alumnos de la escuela primaria Magaly Montané. Tengo entendido que aquí se ofreció hasta un té especial de estas flores a las personalidades que visitaron el lugar; lo rescataremos como algo distintivo de Agua Santa”.

En cuanto a la oferta gastronómica, agregó: “Como alimento, las chicharritas de diferentes viandas, pollo frito o asado; lo que podamos según nos permitan las posibilidades de oferta. Y a largo plazo, comidas criollas. En la cafetería no puede faltar la oferta de productos elaborados en nuestra minindustria, venta de refrescos y jugos naturales, cocteles cubanos o no y, por supuesto, café en modalidades demandadas por medio mundo: cortadito, capuchino y también otras, locales, que resultan más bien curiosidades”.

EL 21 SE ROMPE EL COROJO

A ritmo de sucu suco que amplificaban dos bocinas y sobre lo alto de la cafetería donde, martillo en mano, ponía las alfardas que sostendrán el techo, encontré a Raudel, promotor principal del proyecto.

“Nos demoramos en arrancar –explicó– porque estábamos esperando que el Consejo de la Administración determinara a quién iban a entregar el área. Había varios compañeros solicitándola. Felizmente nos la asignaron. Fue el primero de este mes y espero que para el 21 de marzo, día de mi cumpleaños, se rompa el corojo en Agua Santa y podamos arrancar con un primer grupo de opciones recreativas que abarquen viernes, sábado y domingo.

El resto de la semana lo dedicaríamos a la mejoría e incremento de condiciones hasta alcanzar un nivel verdaderamente satisfactorio en todos los sentidos. Entonces ampliaremos las ofertas al resto de los días y, ¿por qué no? también algunas noches especiales.

Esta fuente antigua será piscina para niños/ FOTO: Wiltse Javier Peña Hijuelos

“Habrá un parqueo de bicicletas, mesas rústicas para los comensales, piscina para los niños, cafetería, parrillada y ranchón. Esta área siempre fue una belleza, pero no tenía dónde resguardarse de un aguacero, bailar o realizar actividades bajo techo. Esto y más nos llevará su tiempo, pero estamos trabajando diez horas diarias y en ese espacio mucho se puede hacer”.

Sobre el vínculo con la comunidad, Raudel se siente estimulado y satisfecho. La conexión es recíproca, “hemos recibido bastante apoyo, sobre todo de las escuelas de Primaria. Habrá un área para ellos, un parquecito infantil, entre otras sorpresas que no queremos adelantar. Algo que no hay en esta Isla ni tienen muchas provincias. Lo dejamos en suspenso porque aún no tenemos todo en la mano. Aunque está contratado, bien coordinado, siempre algo se puede caer a última hora. Si así sucediera, no dejaremos de gestionar hasta lograrlo. Nuestros pioneros, nuestros niños, lo merecen todo. ¡Hay que ver cómo han trabajado en esto!”, agregó.

Antes de trepar de nuevo para continuar el techado de la cafetería nos despidió con una exhortación: “A todo el que pueda sumarse, esto no es un proyecto de Raudel, sino de La Fe y del pueblo todo de esta Isla”.

Más claro, ni el agua. Un proyecto comunitario, de todos y para el bien de todos. Un ejemplo que todavía no se propaga con la rapidez que debiera. Motivo de reflexión e inspiración para quienes buscan otros modos de hacer, de insertarse en la nueva vida productiva haciéndola más alegre, abundante, participativa y sostenible.

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One Reply to “El 21 de marzo se rompe el corojo en La Cotorra

  1. Felicito a Raudel por su proyecto. Al fin el poblado de La Fe contará con un lugar bello y sano para expansionarse y sobre todo que los niños disfruten. Ojala que los precios de lo que allí se expendan sean accesibles para todos.

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